En tanto La Haya valora si las evidencias de que Israel comete un genocidio son sólidas, un informe indica que 93 por ciento de la población de la Franja está en fase 3 de crisis alimentaria, incluido 15 por ciento que llegó a fase 5, de catástrofe.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señala que 90 por ciento de los menores de dos años no satisfacen su nutrición básica, y Médicos Sin Fronteras alerta que “el sistema de salud está prácticamente colapsado”.
Por si fuera poco, la ONU denunció el uso de la privación del agua como arma de guerra por parte de Israel.
Mientras la situación de los 2.2 millones de habitantes de la Franja de Gaza se deteriora rápidamente, y decenas de videos muestran a multitudes desesperadas asaltando los escasos camiones de ayuda humanitaria a los que se les permite entrar, se siguen acumulando los reportes que detallan la aguda crisis en áreas específicas.
Más allá de las bombas y de la invasión militar, la grave amenaza que pende sobre la totalidad de la población civil está formada por el hambre, la sed y las epidemias.
Entidades internacionales como la Relatoría Especial sobre el Derecho al Agua Potable de la ONU, en el caso del líquido, y la organización de derechos humanos estadunidense Human Rights Watch, respecto de los alimentos, denuncian que la privación general de estas necesidades fundamentales está siendo utilizada como arma de guerra por el gobierno de Israel.
En lugar de preocupar, esto parece ser bien recibido por la clase política y el estamento militar israelíes, en línea con el anuncio que hizo el ministro de Defensa, Yoav Gallant, el 9 de octubre, de que “estamos imponiendo un bloqueo total en Gaza. No electricidad, no alimentos, no agua, no gas… hemos cerrado todo”.
Al pasar los 100 días de guerra, esa determinación no cede ni ante la inminencia de una mortandad general: “Que no nos intimide el mundo”, escribió el mayor general Giora Eiland, quien anteriormente presidió el Consejo de Seguridad Nacional israelí, en un artículo en el diario Yediot Ahronot. “La comunidad internacional nos advierte sobre un desastre humanitario y epidemias severas. No debemos detenernos. Después de todo, epidemias severas en el sur de Gaza nos acercarán a la victoria”.
“Totalmente de acuerdo”, tuiteó al compartir el texto el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich.
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Matar de hambre y sed
“Los actos y omisiones de Israel son genocidas en su carácter, ya que son cometidos con la intención específica de destruir a los palestinos en Gaza”, se argumenta en el documento de 84 páginas con el que Sudáfrica acusó el 11 de enero al Estado judío por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
En su relatoría de atrocidades, mencionan decenas de miles de muertos, desaparecidos y heridos (que según el Observatorio Euromediterráneo de Derechos Humanos equivalen a 4 por ciento de la población), el desplazamiento forzado de 90 por ciento de los habitantes y los ataques a hospitales e instalaciones médicas, así como la privación de alimentos y de agua, como evidencia del intento de genocidio.
En sintonía, una organización israelí de derechos humanos, B’Tselem, presentó una revisión de distintos informes elaborados por entidades relevantes para concluir que “Israel está matando de hambre a Gaza”.
Ya en diciembre, Human Rights Watch presentó una investigación titulada “Israel: la hambruna como arma de guerra”, en coincidencia con la advertencia hecha por Pedro Arrojo-Agudo, relator especial de la ONU, de que “la cuota mortal provocada por la falta de agua y su impacto en la salud pública puede sobrepasar la del bombardeo israelí”.
El 26 de diciembre, un sondeo de Unicef encontró que 90 por ciento de los niños de dos años o menores no pueden satisfacer sus necesidades nutricionales básicas, 10 por ciento más de lo registrado dos semanas antes.
El Famine Review Commitee, un órgano especializado que forman expertos internacionales y que utiliza una clasificación de cinco niveles de inseguridad alimentaria, concluyó que hacia el fin de año, 93 por ciento de la población (es decir, dos millones de personas) estaban en la fase 3 (crisis) o en las superiores, lo que incluye al 15 por ciento (378 mil personas) que ya se encuentra en la fase 5 (que señala catástrofe).
Para el próximo 7 de febrero, según sus proyecciones, todos los habitantes habrán alcanzado la fase 3 o superior, y unos 500 mil, la fase 5.
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La peste
“Estamos arrinconados en el sur de Gaza, en Rafah, con cada vez menos opciones para proporcionar la atención sanitaria que la gente necesita tan desesperadamente”, dijo el 12 de enero Jacob Burns, coordinador del proyecto de Médicos Sin Fronteras en Gaza (MSF).
MSF declaró el colapso del sistema de salud porque “las constantes órdenes de evacuación y los ataques a instalaciones sanitarias han obligado en repetidas ocasiones a organizaciones (de ayuda) a desalojar hospitales y dejar atrás a los pacientes” por lo que “la cantidad de espacios seguros para que esos organismos presten asistencia médica a la población es ahora prácticamente inexistente”.
Los médicos sobre el terreno reportan una explosión de casos de hepatitis A, cólera y enfermedades respiratorias. Los niños, particularmente, sufren de desnutrición, deshidratación y anemia.
El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo un llamado para que el Consejo de Seguridad de la ONU ordene un cese al fuego entre Israel y Hamás.
“Se están perdiendo vidas y no podemos ser insensibles, ya son más de 20 mil muertos, hay que buscar la paz, no se trata de condenar a nadie, sino buscar cómo parar esa guerra inhumana, cruel, eso es lo que México plantea", dijo en su conferencia matutina.
López Obrador pidió que el Consejo de Seguridad se reúna “para aprobar un cese al fuego” y se ponga a “la altura de las circunstancias”, sobre todo “los que tienen derecho a veto” (China, EU, Francia, Reino Unido y Rusia). “Ya basta de demagogia”.
Señaló que el pedido presentado ante la Corte Penal Internacional por parte de México y Chile para investigar crímenes de guerra en Gaza “tarda mucho” por lo que se debe insistir en el cese al fuego.
MO