El primer ministro británico, Keir Starmer, dijo el viernes que encabezará un “gobierno de servicio” en una misión de renovación nacional en sus primeras declaraciones oficiales después de que su Partido Laborista arrasó en el poder tras más de una década en la oposición.
Starmer reconoció en su primer discurso frente al número 10 de Downing St. que muchas personas están desilusionadas y son cínicas respecto de la política, pero dijo que su gobierno trataría de restaurar la fe en el gobierno.
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"Mi gobierno les hará creer de nuevo", dijo Starmer mientras sus seguidores lo vitoreaban a las afueras del número 10 de Downing St.
El trabajo por el cambio comienza de inmediato”, afirmó. “Reconstruiremos Gran Bretaña… Ladrillo a ladrillo reconstruiremos la infraestructura de las oportunidades”.
En la despiadada coreografía de la política británica, Starmer tomó posesión de la residencia oficial aproximadamente dos horas después de que el líder conservador Rishi Sunak y su familia abandonaran la casa y el rey aceptara la renuncia del líder conservador.
“Es un día difícil, pero dejo este trabajo honrado de haber sido primer ministro del mejor país del mundo”, dijo Sunak en su discurso de despedida.
Sunak había admitido la derrota más temprano esa mañana, diciendo que los votantes habían emitido un "veredicto aleccionador".
En un reflexivo discurso de despedida en el mismo lugar donde había pedido elecciones anticipadas seis semanas antes, Sunak le deseó todo lo mejor a Starmer pero también reconoció sus errores.
“He escuchado su enojo, su decepción y asumo la responsabilidad por esta pérdida”, dijo Sunak. “A todos los candidatos y activistas conservadores que trabajaron incansablemente pero sin éxito, lamento que no hayamos podido ofrecerles lo que merecían sus esfuerzos”.
El triunfo y los desafíos del Partido Laborista
Con casi todos los resultados conocidos, el Partido Laborista había ganado 410 escaños en la Cámara de los Comunes de 650 bancas y los conservadores 118.
Para Starmer, es un triunfo enorme que traerá consigo enormes desafíos, ya que se enfrenta a un electorado cansado e impaciente por el cambio en un contexto sombrío de malestar económico , creciente desconfianza en las instituciones y un tejido social desgastado.
“Nada ha ido bien en los últimos 14 años”, dijo el votante londinense James Erskine, que se mostró optimista sobre el cambio horas antes del cierre de las urnas. “Simplemente veo esto como el potencial de un cambio radical, y eso es lo que espero”.
Y eso es lo que prometió Starmer, diciendo que "el cambio comienza ahora".