La ONG Global Witness informó que en todo el mundo murieron 212 activistas ambientales, casi un tercio de ellos en Colombia, durante 2019. Marcando un récord histórico en el asesinato de quienes luchan contra la deforestación, la minería o los proyectos agroindustriales.
"En momentos en que necesitamos proteger más que nunca al planeta contra las industrias destructivas y que emiten dióxido de carbono, los asesinatos de defensores del medioambiente y la tierra nunca han sido tan numerosos" desde que contabilizan, en 2012, señala la organización británica.
La ONG aseguró que las cifras de muertes de líderes indígenas (entre ellos Samir Flores y 17 activistas mexicanos), guardabosques responsables de proteger la naturaleza o activistas ambientales "como todos los años, "nuestras cifras seguramente están subestimadas", sin embargo, superó las cifras registradas en 2017.
En 2019 la mitad de estos asesinatos fueron perpetrados en sólo dos países: Colombia, que con 64 víctimas ocupa un lugar destacado en América Latina, que en su conjunto representa dos tercios del total de esta cifra y la sigue Filipinas, con 43 muertos.
En estos dos países, y resto del mundo, los representantes de los pueblos indígenas, el 40 por ciento de los asesinados en 2019, que viven integrados o cerca de la naturaleza "enfrentan riesgos desproporcionados de represalias" por defender "sus tierras ancestrales".
En el contexto de una reconstrucción del mundo pos-pandemia más verde, la defensa y protección de los activistas ecologistas es "vital", enfatiza la ONG que, por el contrario, constata una "intensificación de los problemas (...) con gobiernos de todo el planeta".
En Estados Unidos, Brasil, Colombia, Filipinas, y otras partes, políticos se han servido de la crisis sanitaria para hacer más draconianas las medidas para controlar a los ciudadanos y revertir las normas medioambientales que tanto costaron.
"Estrategias que van desde campañas de calumnias hasta juicios espúreos (ilegítimos) para silenciar a quienes luchan contra el cambio climático (...) incluso acusados de "delincuentes o terroristas".
Las mujeres, que representan el 10 por ciento de estas muertes, a veces son víctimas de violencia sexual. Pero, Global Witness puede alegrarse por las pocas victorias obtenidas por "valientes y tenaces" activistas.
Es el caso de los indios Waorani del Amazonas ecuatoriana, donde la justicia bloqueó a la industria petrolera la entrada a sus tierras ancestrales. "Es por nuestros bosques y para las futuras generaciones", insistió Nemonte Nenquimo, uno de sus líderes. El gobierno apeló el fallo judicial.
Global Witness además destaca que 33 activistas fueron asesinados en el Amazonas, la gran mayoría de ellos en Brasil, luchando contra la deforestación provocada por macroproyectos mineros y agrícolas que ha defendido el presidente Jair Bolsonaro.
En Filipinas, Datu Kaylo Bontolan, líder del pueblo Manobo, murió en un bombardeo en abril de 2019, cuando su comunidad luchaba contra un proyecto de minería. Es el sector más mortífero para los medioambientalistas con 50 muertos.
Le sigue la agroindustria, con 34 activistas asesinados, opositores a las granjas de palma, azúcar y frutas tropicales, gran parte en Asia. La lucha contra la tala de árboles ha cobrado 24 vidas, un aumento del 85 por ciento respecto a 2018, en tanto los bosques son esenciales contra el calentamiento global.
Precisamente, defender bosques puede costarle la vida a gente en Europa, el continente menos afectado por asesinatos de ecologistas. En Rumania en uno de los bosques más importantes del continente se practica la tala ilegal. El guardabosques Liviu Pop fue asesinado a balazos en octubre al sorprender a taladores ilegales. Luego otro fue asesinado de un hachazo.
Pese a que la "impunidad y la corrupción generalizada" dificultan la identificación de los autores de estos asesinatos, el informe señala al crimen organizado, bandas locales, organizaciones paramilitares e incluso fuerzas policiales.
"Muchas violaciones de los derechos humanos y al medioambiente son consecuencia de la explotación de los recursos naturales y la corrupción del sistema político y económico mundial", señaló Rachel Cox, de Global Witness, quien añade que las empresas responsables son las mismas que "nos están llevando hacia un cambio climático incontrolable".
dmr