La sueca Greta Thunberg, convertida en símbolo de la lucha juvenil por el clima, acudió este jueves a Bruselas para interpelar a sus líderes antes de marchar junto a los jóvenes belgas que se movilizan desde hace casi dos meses.
En un día soleado, grupos de adolescentes gritaban su nombre: "¡Greta!". La joven sueca, de 16 años, tiene dificultades para salir de la multitud causada por su presencia, rodeada de periodistas.
La juventud belga cuenta así, en su séptimo jueves de movilización, con una aliada de excepción, la líder del movimiento "Fridays for future" e impulsora de la oleada de "huelgas" de estudiantes.
Este jueves, algunos se manifiestan por primera vez. "Porque está la chica aquí, Greta, que vino", asegura Othman, acompañado de muchos compañeros e incluso de su profesor para "evitar una falta de asistencia injustificada".
A sus 12 años, expresan la emoción de una primera manifestación sobre un asunto que han abordado "varias veces en clase", explica su compañera Sokhna. "Luchamos por el clima", reza su pancarta.
Un poco más allá, Flore, de 15 años, luce el nombre de Greta en su mejilla. "Es un símbolo de la marcha, ella inició todo. Es bueno saber que los belgas llegamos a sus oídos", celebra esta asidua de las protestas, junto a sus amigas.
"Esto ayuda a relanzar el movimiento", subraya Charlotte, lamentando que la participación se desinflara un poco a lo largo del tiempo.
En la capital belga, la primera marcha reunió a 3 mil personas a principios de enero. El número de participantes aumentó hasta los 35 mil el 24 de enero. Hoy eran 7 mil 500, según la policía.
Para Kelly, "esto puede influir mucho en otros jóvenes para ir más allá, que no se trate solo de Bélgica". "Las personas que nos gobiernan no hacen nada, debemos manifestarnos", agrega. Sus amigas asienten.
Cero compromisos
Greta Thunberg no parece impresionada ni por el frenesí mediático que provoca, ni por los responsables políticos que conoce. El jueves lo demostró de nuevo ante el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y otros dirigentes en Bruselas.
La activista sueca urgió a la Unión Europea (UE) a adoptar un objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero "del 80% para 2030", un objetivo "dos veces más ambicioso que el actual" en el marco del Acuerdo de París.
¿Escuchó algo que le haga pensar que los dirigentes europeos podrían comprometerse en esta vía más ambiciosa?
- "No", responde con una sonrisa en los labios a los periodistas en rueda de prensa, después de participar en un evento en el Comité Económico y Social Europeo.
Frente a ella, algunas personas peinando canas, entre benevolentes y nostálgicas de un ardor pasado. "Yo también me movilicé, pero siempre lo hice por la tarde, nunca falté al colegio por la mañana", recordó Juncker.
El viernes, la joven viaja a París para apoyar en esta ocasión a los jóvenes franceses, cuya movilización ha sido menos fuerte que en Bélgica o en Suiza, en compañía de sus nuevos compañeros de lucha belgas.
jos