Las cifras son inciertas, como todo en Guayaquil estos días. Muchos han muerto con todos los síntomas de covid-19, pero sin pruebas. Cuando fueron al hospital los regresaron. Está lleno, les dijeron. Y días después, cuando pidieron el servicio funerario, fue lo mismo.
La ciudad ha colapsado. Los familiares han mantenido los cuerpos en sus casas hasta que ya no ha sido posible. Muchos han tenido que sacarlos en ataúdes o en bolsas de plástico a la calle. Y esperan. Las fotos de horror han dado la vuelta al mundo y puesto a esta ciudad ecuatoriana de 2.6 millones de habitantes, motor económico del país, en la mirada de todos.
- Te recomendamos Drama en Ecuador por Covid-19: Cadáveres aparecen en las calles de Guayaquil Internacional
Suman más de 300 muertos en muy pocos días, según las autoridades policiacas locales, por presunto contagio de covid-19, aunque oficialmente no llegan a cien en todo el país, con una cifra de cerca de tres mil contagios.
Hoy es Guayaquil. El mundo se pregunta por qué esta ciudad laboriosa y de gran empuje económico, cercana a la costa y que cuenta con el más importante puerto ecuatoriano, ha llegado a una situación tal de parálisis.
Parece haberse conjuntado todo en una zona del país que desde siempre cultiva un espíritu de liderazgo y de independencia, con habitantes alegres y relajados, volcada hacia río Guayas, al que mira cerca de su desembocadura. Lo hace desde un impresionante malecón y un viejo faro que han sido renovados y rescatados de la violencia mediante intervenciones urbanísticas atinadas.
La ciudad tiene lugares de una gran belleza natural y arquitectónica, barrios viejos bien mantenidos y jardines donde las iguanas conviven con turistas y locales, pero al mismo tiempo posee una vasta extensión de barriadas donde salta a la vista el hacinamiento en las viviendas y la falta de servicios públicos.
“Guayaquil concentra una pobreza indescriptible”, comenta María de Lourdes Acosta, socióloga ecuatoriana. No es fácil, por ninguna razón, decirle a la gente que se quede en casa cuando no tienes casa o cuando vives en una situación de pobreza grave y donde hace tanto calor”. Y desafortunadamente persiste ahí una idiosincrasia de no cumplir las reglas. “Son condiciones que no se pueden comparar con las de otras ciudades. El drama se comprende por todo esto”, comenta.
Y remata: “Hay que añadir un liderazgo ausente” ante la mayoría de la población. Durante 20 años ha dominado ahí el Partido Social Cristiano, de derecha, “que maneja Guayaquil como su propia hacienda. “Esto ha hecho sentir poderosas a las élites. Ahora se les fue todo de las manos”.
La alcaldesa Cynthia Vittery no controló las cosas a tiempo. Se le reclama además no haber lanzado una campaña de comunicación adecuada. Hace una semana, ya con la crisis encima y confinada ella misma tras resultar con Covid 19, exigió al gobierno ecuatoriano aclarar los números: “Necesitamos saber si la cifra de muertos es real” dijo en su página de Facebook; “necesitamos saber por qué causas se están muriendo las personas en sus casas; necesitamos saber qué va a pasar con los demás enfermos”. Y ayer en Twitter anunció que había entregado el segundo contenedor refrigerado “destinado a las víctimas mortales de la pandemia Covid 19 hasta disponer de una digna sepultura”.
En Quito el escenario es diferente. Ahí el alcalde es un médico que ha tomado la ciudad como su paciente. Sin embargo las cifras de covid-19 también aumentan en la capital y en la provincia de Pichincha, a la que pertenece.
Entre la población de todo el país parece haber ya un acuerdo: “Nos tenemos a nosotros mismos y no nos queda más que cuidarnos”.
nerc