El ingreso a territorio mexicano de toneladas de desechos plásticos provenientes de otros países se ha triplicado en los últimos 7 años, lo que se ha convertido en una amenaza tóxica para el país, denunciaron diversas organizaciones no gubernamentales.
La situación fue revelada por la Academia Mexicana de Derecho Ambiental, Acción Ecológica, Asociación Ecológica Santo Tomás, Fronteras Comunes, Gaia-Alianza Global para Alternativas a la Incineración, Libérate del Plástico – BFFP, Greenpeace México y el Colectivo Barrio, Ciudad y Convivencia.
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“El 94 por ciento de estos desechos plásticos tóxicos y la mayoría inservibles para su reciclaje, provienen de los Estados Unidos. Es inadmisible la importación de estos desechos plásticos, así como la falta de transparencia sobre su toxicidad y destino final, ya que se desconoce si se usan para alimentar hornos cementeros, si van a parar a rellenos sanitarios o a tiraderos clandestinos.”, indicó José Manuel Arias, director de la Asociación Ecológica Santo Tomás.
Al participar en el Primer Simposio Mexicano de Contaminación por Plásticos, que organiza la Universidad Veracruzana junto con la Universidad de Texas en Austin y la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA), el ambientalista destacó que según datos oficiales, del año 2015 al 2021, las importaciones de desechos plásticos a México se han triplicado, pasando de 58 mil toneladas en 2015 a 175 mil toneladas en 2021.
Destacaron que la entrada en vigor de las Enmiendas de prohibición y de plásticos del Convenio de Basilea, no impidió el movimiento de desechos plásticos e incluso su aumento, como lo demuestran los datos de 2021, año en que más basura plástica ingresó al país; cuya tendencia se originó en 2018, después de que China restringió ese tipo de importaciones de basura plástica -la cual llegaba sucia o era difícil de reciclar- por generar mayor contaminación en su territorio y afectar la salud pública.
“Es urgente desmontar esa política pública que promueve a México como el vertedero de nuestro vecino del norte, y poner fin a lo que se ha llamado el ‘Colonialismo de la Basura’, entendida como la comercialización geopolítica de los desechos plásticos de países ricos, como mercancía o commodity, a otros menos ricos o pobres externalizando los costos de su contaminación”, señaló Arias.
En ese sentido, las organizaciones señalaron la importancia y urgencia de abordar el problema de contaminación por plásticos en México desde la visión de múltiples disciplinas, para emprender acciones dirigidas a su solución que tomen en cuenta los impactos ambientales y sociales en el ciclo de vida completo de los plásticos, y permitan a la nación sumarse a los esfuerzos mundiales para acabar con la contaminación plástica a través de un Tratado Internacional de Plásticos vinculante, precautorio y no solo enfocado en basura marina, fortalecido con la reciente declaración de Naciones Unidas sobre el derecho humano a un medio ambiente sano.
La información científica expuesta en el simposio demuestra que hay suficiente evidencia sobre la presencia de microplásticos en ecosistemas terrestres y marinos. Según un informe del Relator Especial de la ONU sobre derechos humanos, sustancias y desechos peligrosos “los seres humanos comemos, bebemos y respiramos plástico”, y menciona que actualmente la producción anual de plásticos es de 415 millones de toneladas, además se prevé que esa cifra se cuadruplique para 2050.
“Las iniciativas de Ley General de Economía Circular y de reformas a Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos (LGPGIR), que actualmente se discuten en la Cámara de Diputados y Diputadas buscan perpetuar un sistema de economía lineal que deja blindada a la industria del plástico para seguir produciendo más plástico tóxico bajo el maquillaje del reciclaje, la circularidad y sin ningún esquema de responsabilidad extendida del productor, legitimando el uso de los plásticos desechables o de un solo uso, y legalizando soluciones sucias como la incineración, el coprocesamiento y la termovalorización de los residuos que solo benefician a los intereses privados, en detrimento de la salud y del medio ambiente. Por ello, dichas reformas son inaceptables”, puntualizó Larisa de Orbe de la Academia Mexicana de Derecho Ambiental y directora de Acción Ecológica México.
Destacaron que un ejemplo en materia de regresiones ambientales es el reciente fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a favor de Coca Cola, al resolver que el estado de Oaxaca no cuenta con facultades para prohibir plásticos de un solo uso, lo que representa un peligroso retroceso en materia de protección ambiental que socava los esfuerzos ya iniciados por otros gobiernos locales para proteger sus territorios de la contaminación por plásticos tóxicos.
“La decisión de la Corte, por un lado, va a facilitar que las empresas contaminadoras interpongan nuevos recursos contra todas aquellas medidas protectoras que emprendan las entidades federativas y que éstos sean concedidos ipso facto, siguiendo el criterio de la Corte. Por otro lado, puede desincentivar a las entidades federativas a emprender medidas legislativas cada vez más protectoras de la salud humana y del ambiente, violando con esto el Principio de Progresividad de los Derechos Humanos. Es por ello que el amparo de la justicia federal mexicana a esta empresa sienta un grave precedente que impactará en la salud de las poblaciones y de las futuras generaciones”, añadió Larisa de Orbe.
Lo anterior cobra relevancia si se observan los resultados de la Auditoría de Marca 2021 que organiza Break Free From Plastic, en los que la empresa Coca Cola ha resultado ser por cuarto año consecutivo la peor compañía contaminadora por plásticos en el mundo.
Al respecto, Ornela Garelli de Greenpeace México apuntó que “la contaminación por plásticos tiene su origen en la comercialización y distribución de productos y envases diseñados para desecharse, donde tienen una gran responsabilidad las empresas que los producen y colocan en el mercado. Garelli, quién es la campañista de Océanos sin Plásticos precisó que en el reciente estudio titulado "Amenaza plástica: un problema en las costas veracruzanas", se identificó que entre los principales residuos hallados en los ecosistemas costeros de este estado, destacan las botellas de PET desechables y sus tapas, con lo que se muestra la clara responsabilidad de la industria refresquera. Este estudio dio cuenta de la presencia de Coca-Cola como la compañía a la que pertenecía la mayor parte de los residuos encontrados con un total de 35 por ciento de las piezas a las que se les pudo identificar su marca comercial”.
Por su parte, María Esther Briz, quien es Campañista de plásticos para América Latina y el Caribe de Libérate del Plástico, mencionó que “para poder combatir la contaminación por plásticos y sus consecuencias sobre la salud humana y del ambiente, es necesario que los estados asuman su responsabilidad como tales. Esto se traduce en regular sobre todo aquellos materiales y artículos que son tóxicos y de difícil gestión, como los plásticos y los aditivos nocivos que contienen.
Generar y fortalecer leyes estatales y locales para prohibir los plásticos de un solo uso, es un primer paso para cortar la desmedida extracción de recursos naturales, la generación de desechos y la exposición a tóxicos que estos generan. Es deber de los legisladores proteger a las personas, y no dar beneficio a las empresas sobre el bienestar común”.