Tras una primera huelga histórica en diciembre, las enfermeras reanudaron los paros el miércoles en Inglaterra para reclamar aumentos salariales frente el disparado coste de la vida y mejores condiciones en una sanidad pública marcada por la falta de efectivos.
En un Reino Unido perturbado desde hace meses por incontables huelgas ante una inflación que alcanzó 10.5 por ciento en diciembre, ligero retroceso respecto al 10.7 por ciento del mes anterior, la protesta de las enfermeras es la que mayor apoyo recibe.
Un sondeo de Ipsos mostró la simpatía del 82 por ciento de encuestados por estas profesionales, 57 por ciento culpa al gobierno de la situación.
"Vamos a trabajar todos los días y lo hacemos lo mejor posible pero no es suficiente debido a que nuestra carga de trabajo sigue aumentando y nuestros recursos no están a la altura", dijo Orla Dooley, enfermera de urgencias de 29 años, que protestaba tras su turno nocturno para no faltar las dos jornadas de huelga.
Más tarde un centenar de manifestantes marchó hasta Downing Street.
Ser enfermero "es en este momento un agobio que no vale la pena y puedo entender por qué muchos se están marchando", afirmaba Steven Bedford, trabajador en salud mental de 42 años.
Según una encuesta de YouGov, un tercio de enfermeras y comadronas del sector público preferirían otra profesión.
Puestos vacantes
El sindicato Royal College of Nursing (RCN) denuncia 47 mil puestos de enfermería vacantes en Inglaterra, en parte debido a "la mala remuneración".
Esto agrega presión y estrés a un personal desbordado por las largas listas de espera en el Servicio Nacional de Salud (NHS) británico, en crisis desde hace años por financiación insuficiente.
Además, muchos enfermeros europeos, encabezados por los españoles, abandonaron el Reino Unido a raíz del Brexit, que puso fin al sistema que les permitía contabilizar su experiencia británica en sus países.
Según el RCN, los sueldos cayeron 20 por ciento en términos reales desde 2010 y responsables de la sanidad pública británica explicaron en septiembre que algunas enfermeras estaban saltándose comidas para alimentar a sus hijos. Uno de cada cuatro hospitales en Inglaterra creó bancos de alimentos para su personal.
Las enfermeras ya realizaron en diciembre una huelga nacional sin precedentes en los 106 años de historia del sindicato.
Pero tras encontrarse hace diez días con el ministro de Sanidad, Steve Barclay, por iniciativa del gobierno conservador, que también reunió a ministros y sindicatos de Transportes y Educación, esta semana aprobaron nuevos paros para el 6 y 7 de febrero.
Operaciones y citas canceladas
Barclay reiteró que con la crisis actual las arcas públicas "no pueden permitirse" unos aumentos salariales que "alimentarían una inflación que nos empobrecería a todos".
Según el ministro, la huelga de diciembre provocó la cancelación de 30 mil operaciones y citas. La NHS Confederation, que representa a los hospitales, calculó que el nuevo paro llevará a posponer 4 mil 500 operaciones y 25 mil citas más.
En este contexto, el ejecutivo de Rishi Sunak presentó un proyecto de ley para instaurar servicios mínimos en algunos sectores que el lunes comenzó a ser examinado por el parlamento.
El miércoles, el primer ministro lo defendió como "razonable" y en línea con otros países europeos.
"El gobierno ha pasado de aplaudir a los trabajadores del NHS durante la pandemia, a ignorarlos, insultarlos y ahora amenazarlos con el despido si luchan por un salario decente", denunció la secretaria general del sindicato Unite, Sharon Graham.
La crispación no deja de crecer en el Reino Unido ante una carestía que impone dificultades a muchas familias.
Los trabajadores de ferrocarriles, correos y hasta la policía fronteriza protagonizaron huelgas en las últimas semanas.
El lunes los profesores de Inglaterra y Gales convocaron siete días de huelga entre febrero y marzo.
El miércoles el sindicato GMB de ambulancias y paramédicos anunció seis nuevos días de paros. El 6 de febrero coincidirán con las enfermeras.
El día 1, la conjunción de huelgas en la educación, el ferrocarril y múltiples funcionarios desde los puertos a los museos amenazan con una jornada de caos.
dmz