El influyente clérigo chií Muqtada al-Sadr anunció el lunes su retiro de la política iraquí, tras lo cual cientos de sus enojados seguidores irrumpieron en el Palacio de Gobierno y se desataron enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y entre milicias rivales, en las que ya dejaron 15 muertos.
Los manifestantes leales al clérigo Muqtada al-Sadr derribaron las barreras de cemento afuera del Palacio de Gobierno con cuerdas y rompieron las puertas del recinto. Muchos se dirigieron a los lujosos salones y pasillos de mármol del recinto, un lugar de reunión clave para los jefes de Estado iraquíes y dignatarios extranjeros.
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Además siete proyectiles de mortero cayeron en la llamada Zona Verde, de alta seguridad, que alberga ministerios y embajadas, dijo una fuente de seguridad que no pudo dar un balance de víctimas. También se desconoce el origen del fuego.
Poco después se escucharon disparos en este barrio del centro de la capital, bajo toque de queda al igual que el resto de Irak. El gobierno de Kuwait ordenó a sus ciudadanos en el país abandonarlo por el alza en la violencia. Varios testigos hablaron de tiroteos entre los sadristas y los partidarios del Marco de Coordinación —un grupo político pro-iraní enfrentado a los partidarios de Sadr— en las entradas de la Zona Verde.
El ejército de Irak anunció un toque de queda para todo el país y el primer ministro interino suspendió las sesiones del gabinete en respuesta a la violencia. Funcionarios médicos dijeron que al menos 350 manifestantes resultaron heridos por disparos, ataques por gas lacrimógeno y altercados físicos con la policía antidisturbios.
En Washington, la Casa Blanca calificó la situación de "preocupante" y pidió calma y diálogo mientras que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, reclamó "contención" y que todas las partes "tomen medidas inmediatas para desescalar la situación", según un comunicado de su vocero. Mientras que la misión de la ONU en Irak, que tiene la sede en la Zona Verde, pidió a los manifestantes que se retiren e instaron a la "máxima moderación".
Por la noche, el toque de queda parecía respetarse en Bagdad. Las calles, habitualmente concurridas, estaban vacías de coches y transeúntes. Pero el caos se extendió a otras regiones iraquíes: en la provincia de Zi Qar (sur), los sadristas invadieron la sede de la gobernación y entraron en otros edificios oficiales en Nasiriya, indicó un reportero.
La sede de la gobernación central de Babilonia, en la ciudad de Hilla, también fue ocupada por partidarios de Sadr, dijeron testigos a la AFP. También se cortaron varias carreteras que unen Hilla con Bagdad y otras provincias del sur.
¿Por qué estallaron las protestas en Irak tras salida del clérigo?
El país está inmerso en una crisis política desde las legislativas de octubre de 2021. Durante casi un año, los principales líderes políticos no lograron ponerse de acuerdo para nombrar a un nuevo primer ministro en Irak, uno de los mayores productores de petróleo del mundo, que sigue sin gobierno ni presidente desde las legislativas.
El gobierno ha estado estancado desde que el partido de al-Sadr ganó la mayor parte de los escaños en las elecciones parlamentarias de octubre, pero no los suficientes para asegurar un gobierno mayoritario. Su negativa a negociar con sus rivales chiíes respaldados por Irán y su subsecuente salida de las conversaciones ha catapultado al país a la incertidumbre política y la volatilidad en medio de la intensificación de las disputas internas chiíes.
Para impulsar sus intereses políticos, al-Sadr ha envuelto su retórica con una agenda nacionalista y reformista que resuena poderosamente entre su extensa base de partidarios provenientes de los sectores más pobres de la sociedad iraquí e históricamente excluidos del sistema político.
Sadr, un líder muy influyente e imprevisible, llevaba aumentando la presión en las últimas semanas y desde hace un mes sus partidarios acampan frente al Parlamento e incluso bloquearon brevemente el acceso al máximo órgano judicial del país.
Piden la disolución del Parlamento y la realización de elecciones anticipadas sin la participación de grupos respaldados por Irán, a los que consideran responsables del statu quo. Este lunes anunció su "retirada definitiva" de la política y el cierre de varias instituciones vinculadas a su familia.
El Marco de Coordinación condenó el lunes el "ataque a las instituciones del Estado", al tiempo que llamó a los sadristas al "diálogo". Por su parte, Muqtada al-Sadr anunció "una huelga de hambre hasta el fin de la violencia", dijo un responsable de la corriente sadrista en las redes sociales.
El líder chiita es uno de los pesos pesados de la política en el país, cuya gran influencia religiosa y política con la comunidad chiita mayoritaria en Irak, puede agravar la crisis o mejorarla. En las elecciones legislativas quedó primero con 73 escaños (de 329) pero, al no poder formar una mayoría, hizo dimitir a sus diputados en junio, alegando querer "reformar" el sistema y acabar con la "corrupción".
Muqtada al-Sadr, nacido en 1974, nunca gobernó. Tras la invasión de Irak, liderada por Estados Unidos en marzo de 2003 tuvo un ascenso político meteórico, gracias a la creación del llamado Ejército de al-Mahdi, una milicia de resistencia contra el ocupante.
LCR/dr