Las diferencias en la disputa pública entre el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y su ministro de Defensa, de corte más moderado, seguían aumentando en un último enfrentamiento que pone de manifiesto el creciente descontento por la gestión de la guerra que realiza el mandatario en un momento delicado para el país.
Israel se alista para posibles represalias desde Irán luego de que el líder de Hamás murió en Teherán en un ataque que se atribuye a las fuerzas israelíes. Además, está previsto que a finales de semana comience una nueva ronda de negociaciones entre Israel y Hamás para alcanzar un alto el fuego.
La prensa israelí reportó el lunes que el titular de Defensa, Yoav Gallant, criticó la “palabrería (de Netanyahu) sobre una ‘victoria total’”, una frase que el primer ministro ha repetido con frecuencia durante los 10 meses de guerra en Gaza.
La guerra, que comenzó tras la incursión dirigida por Hamás sobre el sur de Israel el 7 de octubre en la que murieron unas mil 200 personas y otras 250 fueron tomadas como rehenes, se ha cobrado la vida de más de 39 mil palestinos en la Franja.
Netanyahu ha sido criticado con frecuencia, incluso por miembros de su gobierno, por carecer de objetivos estratégicos claros, de un plan de posguerra para el sitiado enclave palestino o incluso de una definición específica de que es una “victoria total”.
Al parecer, Gallant realizó los comentarios durante una sesión a puerta cerrada ante una comisión parlamentaria israelí y se filtraron a los medios.
Netanyahu contraatacó diciendo que Gallant debería haber criticado en su lugar al nuevo líder de Hamás, Yahya Sinwar.
“Cuando Gallant adopta la narrativa antiisraelí, perjudica las posibilidades de alcanzar un acuerdo para la liberación de los rehenes”, afirmó la oficina del mandatario en un comunicado.
Reunión del gabinete de seguridad:
Gallant intentó aliviar la tensión apuntando que su prioridad era “proteger a los ciudadanos de Israel y hacer daño a nuestros enemigos”.
Gallant, que forma parte del partido Likud de Netanyahu, despertó la ira del primer ministro el año pasado al oponerse públicamente a su polémica propuesta para reformar el poder judicial. El intento de Netanyahu de cesarlo dio inicio a protestas multitudinarias en las que cientos de miles de israelíes salieron a la calle en plena noche.
Un funcionario israelí, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar con reporteros, dijo que, en este momento, Netanyahu no está considerando sacar a Gallant de su gobierno.
La del ministro de Defensa es una de las pocas voces moderadas que quedan en el ejecutivo de Netanyahu tras la salida del centrista Benny Gantz, que abandonó la coalición a principios de año.
Ministro de Seguridad llama a tomar mezquita
El ministro israelí de línea dura Itamar Ben-Gvir afirmó que debería permitirse a los judíos rezar en el recinto de la mezquita de al-Aqsa, conocido por los judíos como Monte del Templo, lanzando un nuevo desafío a las normas que regulan uno de los lugares más sensibles de Medio Oriente.
Benjamin Netanyahu se apresuró a negar que se vayan a modificar las normas que prohíben a los judíos rezar en el lugar, sagrado tanto para musulmanes como para judíos, y reprendió a Ben-Gvir, ministro de Seguridad Nacional.
"No existe una política privada de ningún ministro sobre el Monte del Templo, ni del ministro de Seguridad Nacional ni de ningún otro ministro", dijo la oficina de Netanyahu en un comunicado.
Las declaraciones, realizadas durante una visita al complejo para conmemorar el día de luto judío por la destrucción de los antiguos templos, se producen en un momento especialmente delicado, en el que la guerra de Gaza corre el riesgo de convertirse en un conflicto más amplio, que podría atraer a Irán y a sus aliados regionales.
El complejo de al-Aqsa, venerado por los judíos como vestigio de sus dos antiguos templos, está administrado por una fundación religiosa jordana y, en virtud de normas que datan de hace décadas, los judíos pueden visitarlo, pero no rezar en él.
"Nuestra política es permitir la oración", dijo Ben-Gvir al pasar junto a una fila de visitantes judíos que se postraban en el suelo, mientras otros cantaban y aplaudían en señal de celebración. El Waqf, la fundación que administra el lugar, dijo que unos 2 mil 250 judíos entraron en el lugar el martes.
Ben-Gvir irrumpe en la mezquita:
El portavoz de Mahmud Abás, el presidente palestino, denunció la visita de Ben-Gvir como una "provocación" y pidió a Estados Unidos que intervenga "si quiere evitar que la región estalle de forma incontrolable".
Ben-Gvir, jefe de uno de los partidos nacionalistas religiosos de la coalición de derechas de Netanyahu, ha chocado en repetidas ocasiones con otros ministros por sus llamamientos a permitir la oración en el complejo, que ha sido el detonante de repetidos conflictos con los palestinos a lo largo de los años.
Moshé Gafni, jefe de Judaísmo Unido de la Torá, uno de los partidos religiosos del gobierno, criticó la visita de Ben-Gvir al complejo, que muchos judíos ortodoxos consideran un lugar demasiado sagrado para que entren judíos.
"El daño que causa al pueblo judío es insoportable, y además provoca un odio infundado en el día de la destrucción del Templo", dijo en un comunicado.
SNGZ