Los ciudadanos de Italia votan hoy en unas elecciones que podrían dar un brusco giro a la derecha a la política del país en un momento crítico para Europa, mientras la guerra en Ucrania disparaba las facturas de energía y ponía a prueba la determinación de Occidente de mantenerse unido ante la agresión rusa.
Las urnas abrieron a las 07:00 horas en Italia, y para el mediodía se había reportado una participación igual o algo inferior a la misma hora en las anteriores elecciones generales, en 2018. Se esperaba que el conteo de las boletas en papel comenzara poco después del cierre a las 23:00 horas, y las estimaciones basadas en resultados parciales podrían llegar el lunes de madrugada.
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Aunque está prohibido publicar sondeos de opinión en los 15 días previos a los comicios, los últimos conocidos mostraban en cabeza a la líder de ultraderecha Giorgia Meloni y su partido Hermanos de Italia, de raíces neofascistas.
La ultraderecha podría ampliarse en Italia
Eso apuntaba a que los italianos podrían votar a su primer gobierno de ultraderecha desde la II Guerra Mundial. En un cercano segundo puesto estaban el ex primer ministro Enrico Letta y su Partido Democrático, de centroizquierda.
"Hoy ustedes pueden ayudar a escribir la historia", dijo Meloni en Twitter el domingo por la mañana.
Letta, por su parte, publicó en la misma red social una foto de sí mismo ante la urna. "¡Que tengan una buena votación!", escribió.
Meloni forma parte de una alianza conservadora con el líder antiinmigración de la Liga, Matteo Salvini, y Silvio Berlusconi, que fuera primer ministro en tres ocasiones y lidera el partido Forza Italia que fundó hace tres décadas.
La compleja legislación electoral italiana favorece las coaliciones de campaña, de modo que los demócratas están en desventaja porque no consiguieron formar una alianza similar con populistas de izquierdas y centristas.
Si Meloni se convierte en primera ministra, sería la primera mujer que ocupa el puesto en Italia. Pero armar una coalición fiable de gobierno podría tomar semanas.
La participación se prevé baja entre los italianos
Casi 51 millones de italianos podían votar. Sin embargo, las encuestadoras predijeron que la participación podría ser aún más baja que el mínimo histórico del 73 por ciento en las elecciones generales anteriores, en 2018. Pese a las muchas crisis en Europa, señalaron, muchos votantes se sienten alejados de la política porque Italia ha tenido tres coaliciones de gobierno desde los últimos comicios, todas lideradas por alguien que no se había presentado a las elecciones.
Los primeros votantes en Roma expresaron su preocupación por la política italiana en su conjunto.
"Espero que veamos gente honesta, y hoy en día eso es muy difícil", dijo Adriana Gherdo en un centro electoral en la ciudad.
"Acepto muy bien que (la primera ministra) pueda ser una mujer, pero lo importante es que sea alguien competente", añadió la votante Clara Invrea.
Las elecciones en la tercera economía más grande de la eurozona se seguían de cerca en Europa, dadas las críticas de Meloni a los "burócratas de Bruselas" y sus lazos con otros líderes conservadores.
Hace poco, la líder italiana defendió al mandatario húngaro Viktor Orban después de que la Comisión Europea recomendara suspender miles de millones de euros en financiamiento a esa nación por las preocupaciones por el deterioro democrático y la posible mala gestión de dinero comunitario.
La votación se celebraba con seis meses de adelanto después de que el gobierno de unidad de Mario Draghi, formado durante la pandemia, se derrumbara a finales de julio. El presidente de Italia, Sergio Mattarella, no vio más opción que dejar que los votantes eligieran un nuevo parlamento.
Los sondeos de opinión mostraban que Draghi, ex director del Banco Central Europeo, era enormememente popular. Pero los tres partidos populistas de la coalición boicotearon una opción de confianza asociada a una medida para aliviar la crisis energética.
Sus líderes, Salvini, Berlusconi y el ex primer ministro Giuseppe Conte, del Movimiento 5 Estrellas, que es el más grande del parlamento saliente, vieron cómo su popularidad caía mientras la de Meloni crecía.