La inversión en defensa en Japón aumentará 20 por ciento, estableciendo el récord de 55 mil millones de dólares para el próximo año.
En los próximos cinco años, Japón gastará alrededor de 44 mil millones de dólares en misiles de largo alcance, con un despliegue que comenzará en cuatro años, de acuerdo con el plan presupuestario.
El plan se produce una semana después de que el gobierno de que el primer ministro de Japón, Fumio Kishida anunciara la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Japón, declarando su determinación de poseer una controvertida "capacidad de contraataque" para prevenir ataques enemigos y duplicar su gasto en los próximos cinco años para protegerse de los crecientes riesgos de China, Corea del Norte y Rusia.
Aunque el plan se mantiene pendiente de la aprobación parlamentaria, será la primera entrega de un plan de gasto militar de cinco años y de 44 mil millones de dólares que llegará bajo el nuevo plan de acumulación de defensa, también anunciado la semana pasada.
El nuevo objetivo del gasto mantiene los niveles estándares de la OTAN y eventualmente impulsará el presupuesto anual de Japón a 10 billones de yenes, el tercero más grande del mundo después de Estados Unidos y China.
El cambio de estrategia se convierte en un cambio histórico de la política de autodefensa de Japón desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
China, con su rápida acumulación de armas, su actividad militar cada vez más asertiva y su notable rivalidad con Estados Unidos, presenta "un desafío estratégico sin precedentes" para la paz y seguridad de Japón, según la estrategia.
El plan de Japón
El gasto anual para 2023 solo en municiones de largo alcance se triplicará a 6 mil 260 millones de dólares.
Japón gastará 94 mil millones de yenes el próximo año para trabajar en la actualización y producción en masa de misiles guiados, desarrollados por Mitsubishi Heavy Indistrues y prepararlos para su despliegue en los próximos años.
Japón también comprará más misiles desarrollados en el extranjero para el lanzamiento desde aviones de combate:
- Un misil de ataque conjunto de 500 kilómetros de alcance, provenientes de Noruega para cazas F-35A.
- Un misil conjunto de aire-superficie, con un alcance aproximadamente de 900 kilómetros, para F-15 mejorados.
Para reforzar la capacidad de ataque y alcance, Japón está agregando ocho F-35B, aviones militares capaces de despegues cortos y aterrizajes verticales.
Avión que se prepara para cualquiera de los dos portahelicópteros japoneses Izumo o Kaga, mismos que están siendo adaptados para ser operados conjuntamente con el ejército estadunidense.
Japón desarrollará otros tipos de arsenales, tales como armas hipersónicas y vehículos no tripulados. También existe una posible colaboración con el avión de combate de próxima generación F-X que Japón está desarrollando con Gran Bretaña e Italia para su despliegue en 2035.
El Ministerio de Defensa también está desarrollando arsenales diseñados para defender islas remotas del sur, incluida una isla del Mar de Chine Oriental controlada por Japón.
Japón deberá confiar plenamente en Estados Unidos para detectar signos tempranos de ataques y determinar objetivos, debido a la falta de niveles de inteligencia y ciberseguridad nacional, aseguran expertos.
Para abordar la preocupación, Japón deberá gastar alrededor de 100 mil millones de yenes el próximo año para reforzar la ciberseguridad y así proteger la tecnología japonesa.
Japón construirá 2 destructores compactos que estarán equipados con radares Aegis, para fortalecer la capacidad de intercepción de misiles, como elemento disuasorio para misiles avanzados.
Otra compra clave serán los vehículos aéreos no tripulados para asaltos y reconocimiento. Los funcionarios de defensa afirmaron que planean probar una serie de UAV desarrollados en el extranjero, incluído el Bayraktar de fabricación turca utilizado en Ucrania.
Tomakawks estadunidenses
Japón se prepara para desplegar Tomahawks, producto militar estadunidense, así como otros tipos de misiles de crucero de largo alcance que permitan alcanzar objetivos en China o Corea del Norte, bajo una estrategia de seguridad más ofensiva.
La compra planificada de Tomahawks por mil 600 millones de dólares es una pieza central del plan presupuestario 2023 de Japón aprobado el viernes por el gabinete del primer ministro Fumio Kishida.
Además, Japón pagará a Estados Unidos 830 millones de dólares por el equipo y el software necesario para operar y lanzar los misiles Tomahawks.
Así como tarifas para la transferencia de tecnología y la capacitación de personal para el próximo año, dijeron funcionarios de defensa.
Los Tomahawks se desplegarán durante dos años, de 2026 a 2027, en destructores avanzados equipados con radar Aegis con sistemas de lanzamiento vertical para ataques de barcos a superficie, confirmaron funcionarios de defensa.
Capacidad de contrataque
Japón afirma que la capacidad de contrataque es indispensable y constitucional si es en respuesta de señales de ataque enemigo inminente.
Los expertos dicen que es extremadamente difícil llevar a cabo un ataque de este tipo sin arriesgarse a ser culpado por atacar primero.
Los opositores dicen que la capacidad de ataque va más allá de la autodefensa, que limita el uso de la fuerza estrictamente para defenderse.
Ese principio, sin embargo, se suavizó en 2015 por la reinterpretación constitucional del entonces primer ministro Shinzo Abe que permite a Japón defender a su aliado, Estados Unidos, en lo que se conoce como autodefensa colectiva, proporcionando una base legal para que Japón construya su ejército y amplíe los roles que desempeña.
MO