Los japoneses darán la bienvenida a una nueva era Reiwa con la abdicación del emperador Akihito, pero no ven con buenos ojos los diez días de vacaciones consecutivos que conlleva.
El 45 por ciento de los japoneses se declara en contra de que la tradicional Semana Dorada, una serie de días festivos, se prolongue este año del 27 de abril al 6 de mayo. Solo el 35 por ciento está de acuerdo, según un sondeo.
"Confieso que con diez días de vacaciones seguidos no sé muy bien qué hacer", declara Seishu Sato, de 31 años, quien trabaja en las finanzas en Tokio. "Podría viajar pero estará a tope en todas partes y será caro. Acabaré probablemente en casa de mis padres".
Los japoneses no tienen por costumbre tomar vacaciones. Según el Ministerio de Trabajo, de un promedio de 18 días otorgados el año pasado a los empleados, sólo se tomaron nueve días de descanso.
Los que tendrán que trabajar también se preocupan. "Para los padres (empleados) en el sector servicios (la restauración por ejemplo) es un rompecabezas. Las guarderías, todo estará cerrado", lamentó una usuaria en Twitter.
Los bancos también cerrarán por los días feriados. Se incitó a los clientes a sacar suficiente dinero por miedo a que se agoten las reservas en los cajeros automáticos. Aunque la mayoría de los comercios permanecerán abiertos, aunque se espera un impacto limitado.
Los operadores turísticos se frotan las manos. "El año pasado la mayoría de nuestras ofertas tuvieron comprador", explica Hideki Wakamatsu, portavoz de Nippon Travel Agency, que asegura tener a muchos clientes en lista de espera.
Si no fuesen por estas vacaciones extras, los japoneses acogerían con total serenidad la toma del trono de Naruhito y el comienzo de una nueva era llamada Reiwa, "bella armonía".
dmr