El coronavirus no discrimina edad, sexo, gustos ni condiciones económicas, tal fue el caso de Tamara Merchan, una joven argentina que pasó casi 300 horas en coma inducido como parte de los desgarradores y desesperados momentos que pasó debido al covid-19, el cual no solamente ha sorprendido a la sociedad de ese país, sino también a la comunidad médica.
Según contó al medio El Clarín, su vida era saludable y no consideraba estar en riesgo ante el coronavirus, afirmando que “yo era de las que decía que, por lo menos en los jóvenes, el covid era como una gripe común. No tenía idea”.
Fue el 29 de diciembre que su estado de salud comenzó a vivir los primeros síntomas del coronavirus. A ella, siendo una mujer joven, la enfermedad la atacó con más fuerza que a su padre, su madre y su hermana menor.
“Me bajó la presión. Me acosté en la cama, levanté las piernas y esperé. Seguía mal. Me trajeron Gatorade (agua isotónica), me abanicaron, comí algo dulce y algo salado, tomé caldo. La sensación era cada vez peor (...) No controlaba mi cuerpo. Cuando recuperé la conciencia, le pedí a mi mamá que llamara a una ambulancia”.
Pasaron varias ambulancias a su casa, donde los primeros equipos médicos, según su relato, consideraban que no era necesario llevarla a un servicio asistencial, pero ella contaba que la situación cada vez era más complicada para su salud.
Ya el último equipo asistencial consideró su traslado, el 30 de diciembre, momento en que a Tamara Merchan le costaba presionar el botón para llamar a la enfermera o incluso abrir una tapa de un yogurt. Mientras le hacían la tomografía, su cuerpo se encontraba cansado, diciéndole a las médicas que la atendieron que no podía caminar.
“Después del estudio, me llevaron en una camilla hasta un cuarto. Había un televisor chiquito y estaban pasando el noticiero. Eso es lo último, no hay más”.
Luego de ese instante, pasaron 12 días, casi 300 horas, en las que Tamara tuvo que ser intubada. Su madre no alcanzó a llegar a firmar el documento que autorizaba esta intervención, por lo que pasó a ser una disposición médica. Su respiración y estado cardiaco no estaban atendiendo a aquellas condiciones que se podía esperar de una personas saludable, como ella se calificaba.
La madre de Tamara tenía que además estar con el mayor cuidado, su esposo, el padre de la joven también estaba siendo atendido en otro centro asistencial.
Pasaron los días y ya la condición de la joven fue mejorando, con una función cardiaca que aumentó del 18 al 30 por ciento. Su madre estaba emocionada, al igual que ella, quien en un comienzo "tenía la sensación de que no la veía desde hacía mucho, pero no entendía por qué”.
“Aprendí que con el covid no se jode y cuento mi experiencia para que otros lo entiendan y se cuiden. También pude ver de cerca cómo trabajan médicos y enfermeros y la dedicación y el amor que le ponen, ellos me salvaron y no los voy a olvidar. Y, tercero, aprendí a ser más agradecida y a valorar las pequeñas cosas que nunca pensé que me podían faltar: poder caminar, cenar con mi familia, acariciar a mi perra, hablar por teléfono con amigos”.
Más casos de coma inducido
El caso de Tama Merchan, que ha motivado a una investigación médica para nuevos estudios sobre la pandemia, no ha sido el único en el planeta.
En Florida, Estados Unidos, una mujer de 55 años también tuvo que ser intubada, pasando a coma inducido, como parte de los efectos del covid-19 en el país más afectado por la crisis sanitaria en todo el planeta.
Isabel Pupo llegó en julio al Mount Sinai Medical Center, en Miami Beach, como un caso grave de covid-19 y neumonía, según revela CBS News.
Ella pasó 150 días internada por la pandemia, la mayor parte de ese tiempo sin tener conciencia de lo que estaba pasando.
Fue en noviembre cuando los expertos consideraron darle el alta médica, tras pasar por un extenuante proceso en el que sus pulmones, que en un principio estaban deteriorados, comenzaron a mejorar con sus niveles de oxigenación aumentando.
"Soy un milagro de Dios. Soy la prueba de que Dios existe. Tengo que repetir científicamente, se suponía que no debía vivir", expresó la mujer.