James Eid, de 21 años, ha logrado construir una empresa muy redituable con comida deforme, o que es desechada por sus características físicas, en Inglaterra. Así fue la iniciativa que le factura más de un millón de dólares al mes a un joven estudiante.
Decidido a evitar el desperdicio de comida, James abrió la empresa Earth & Wheat para evitar que piezas de pan, galletas y verduras fueran desperdiciadas sólo por no cumplir con los estándares de algunos clientes.
Comenzó con 10 mil cajas de alimentos frescos, los cuales vendió en sus primeros tres meses. Desde que comenzó su empresa, el joven ha ahorrado más de 500 toneladas de alimentos que se desperdician, de acuerdo con The Sun.
Earth & Weath tiene ventas por más de un millón de libras, el equivalente a más de un millón 175 mil dólares, al mes. De esa cantidad James ha donado alrededor de 150 mil libras a organizaciones benéficas.
El joven es de una familia de panaderos y desde chico se ha horrorizado por la cantidad de piezas que eran tiradas a la basura cuando no cumplían con cierto tamaño, color o incluso forma.
¿Cómo funciona el servicio?
El negocio trabaja como un servicio mediante suscripción. Los clientes pueden comprar una caja con pan, verduras o galletas. Los productos pueden tener algunas deficiencias de aspecto, pero cuentan con calidad asegurada.
Con una aplicación o directamente en su sitio web, los consumidores pueden elegir el plan que desean adquirir, que implica la entrega de los productos cada determinado tiempo.
Una vez hecha la orden, la empresa contacta con sus distribuidores y envía los alimentos a la puerta de los clientes.
"No creemos que deba desecharse ningún producto solo porque tiene algunos bultos y protuberancias desagradables. Estamos dispuestos a mirar más allá de las imperfecciones menores y ver lo que realmente son: vegetales y pan increíblemente sabrosos", detalló la empresa en su sitio de internet.
Sabe igual que la comida normal: Eid
James Eid, que estudia administración de empresas en la Universidad de Lancaster, busca conectar con personas apasionadas por reducir el desperdicio de alimentos y, al mismo tiempo, disfrutar de productos de excelente calidad.
"Quería cambiar las percepciones de las personas sobre cómo vemos los alimentos. (...) Sabe igual que la comida normal, solo que no tiene la forma perfecta y puede que no sea del tamaño exacto al que estamos acostumbrados a ver en las tiendas, pero sigue siendo fresco y tiene un sabor delicioso", dijo el joven al medio inglés.
ROA