El naciente bastión azul en el que se había convertido el estado de Nevada, contagiado quizás por su vecino, California, no lo es más y luego de 16 años de haber dados sus seis votos electorales (en 2008 eran cinco) a los candidatos presidenciales demócratas, con Kamala Harris regresó por la senda republicana y prefirió dar su respaldo a Donald Trump.
A pesar de que aún se tratan de resultados preliminares, en el estado de Nevada, el ex presidente Trump ganó con casi cinco puntos porcentuales de ventaja, al sumar 51.59 por ciento de la votación, frente al 46.68 de la vicepresidenta Harris.
Desde 2008, cuando el presidente Barack Obama ganó su primera elección, la mayoría de la población en Nevada había votado en favor de los demócratas, pese a que su gobernador ha sido, al menos desde 1999, republicano.
A nivel local, al menos en los ocho últimos años, de los 16 condados de Nevada, sólo en dos solían ganar los demócratas: el de Clark, en donde se encuentran las ciudades de Las Vegas y de Henderson, la dos más pobladas, con 665 mil y 343 mil habitantes, respectivamente, y el condado de Washoe, donde se ubica la ciudad de Reno, la tercera más habitada del estado, con 278 mil residentes.
Así fueron las votaciones en Clark:
Pero en esta ocasión, esa tendencia falló. Y con muchos trabajos, Kamala Harris logró arrebatar un punto porcentual de ventaja en el condado de Clark, donde se ubican Las Vegas, la llamada Ciudad del Pecado por la liberalización que aquí se vive, donde, como dice el dicho, lo que aquí pasa, aquí se queda.
Al parecer, el discurso feminista, progresista y pro-migrante de la vicepresidenta no convenció a muchos sectores del electorado.
Según los resultados preliminares, en Clark, Harris logró el 49.74 por ciento de la elección, mientras que Trump casi la alcanzó, con 48.65 por ciento.
Aunque la expectativa era que Las Vegas, con su potente brazo sindical de trabajadores latinos de casinos, hoteles, restaurantes y de la construcción, industrias en las que se emplean la mayoría de migrantes, se impusiera en favor de los demócratas, la realidad que el martes se vivió demostró que no, eso no fue suficiente.
Hubo latinos y mexicanos, por ejemplo, que prefirieron ignorar los agravios e insultos de Trump a los migrantes y, por el contrario, argumentaron que, con Trump, entre 2016 y 2020, sus bolsillos estuvieron mejor que con el hoy todavía mandatario Joe Biden.
“Voté por el señor Trump, porque siento que es la mejor opción. Independientemente de que nosotros, los latinos, nos preocupamos por la migración, hay que balancear y mirar otros puntos que son más importantes, como los principios que tenemos los latinos y la economía; además, tenemos altos riesgos con personas de extrema izquierda, que hacen cambios en las políticas que dañan al país. Tengo mucha experiencia en eso porque vengo de un país comunista, de Cuba”, expresó Ernesto Diéguez, habitante de Las Vegas, cubano de nacimiento, que logró su nacionalización hace apenas dos años.
El martes, luego de más de 20 de haber llegado al país, por primera vez, pudo votar para elegir presidente y lo hizo, “orgulloso”, por Trump.
Candidato demócrata en Las Vegas:
Además, la parafernalia de la campaña del republicano pareció haber permeado en la opinión pública y lo colocó como un “pro-hombre”, capaz de enfrentarse a lo que sea en su causa de hacer una América grandiosa.
Así lo explicó a MILENIO el joven Leonardo Pérez, nacido en Nevada, pero de raíces latinas, hijo de madre peruana y padre cubano, que se dedica a vender tacos de birria en el centro de Las Vegas: “Yo pienso que gana Trump… ¡Le dispararon! ¿Por qué lo querrían matar? Seguro porque estaba haciendo algo bueno, yo pienso”. ¿Cuántos más habrán creído eso?
YRH