Migración sigue desgastando a Cuba; repatrian de EU a 119

La Guardia Costera de Estados Unidos y las Tropas Guarda Fronteras de Cuba confirmaron por separado “la repatriación de 119 cubanos que intentaron alcanzar de forma ilegal las costas del país norteño y fueron interceptados en 12 operativos".

Las autoridades en Cuba han pedido seguir con las medidas sanitarias ante el covid-19. | AFP
Manuel Juan Somoza
La Habana /

Un reciente informe oficial sobre la repatriación de más de 100 migrantes ilegales cubanos interceptados en el mar ha vuelto a poner sobre la mesa uno de los mayores desgastes que padece la isla caribeña, envuelta desde finales de 2019 en otra crisis económica sin final a la vista.

La Guardia Costera de Estados Unidos y las Tropas Guarda Fronteras (TGF) de Cuba acaban de confirmar por separado “la repatriación de 119 cubanos que intentaron alcanzar de forma ilegal las costas del país norteño y fueron interceptados en 12 operativos realizados en los cayos de Florida”.

Este tipo de intercambio entre las dos fuerzas militares es el único contacto oficial entre Cuba y Estados Unidos desde que el anterior mandatario Donald Trump redujera a cero las actividades diplomáticas estadunidenses en La Habana y multiplicara las sanciones económicas a la isla, política que mantiene el presidente Joe Biden y que el gobierno cubano considera “la principal causa de los problemas económicos del país”.

Al informar la noche del martes de esta primera repatriación del año recién iniciado, la televisión estatal cubana dijo que las TGF debieron prestar auxilio además “a una embarcación precaria con una veintena de personas a bordo, que zozobró a tres millas de la costa norte de Cuba”.

De esa forma, según informes oficiales, “en poco más de dos meses, 586 ilegales cubanos han sido detenidos en las aguas al sur de Florida, una de las principales vías de salida ilegal del país caribeño. Esa cifra es más de la mitad de los 838 cubanos interceptados en todo el año fiscal del 1 de octubre de 2020 al mismo mes del año pasado”.

Preso en Trinidad y Tobago, oculto en México y “vencedor” en Miami

En conversación con MILENIO en La Habana vía Whatsaap desde Miami, Roberto Flores, licenciado en Contabilidad, de 37 años de edad, relata parte de su historia de indocumentado persistente.

“La primera vez me fui sin la familia hasta Trinidad y Tobago con la pretensión de llegar desde allí a Estados Unidos, asentarme y buscar después a mi mujer y a mi hijo, pero me engañaron los traficantes, terminé preso seis meses y me deportaron para Cuba”, cuenta el joven.

Relata otros intentos fallidos y se detiene en su penúltima aventura, cuando lo detuvieron en territorio estadunidense, lo reenviaron a México de donde había partido, y “un cura nos salvó de los coyotes, que querían ponernos a trabajar para ellos o de lo contrario nos quitaban la vida”.

“Pero a aquel señor cura, al que le estaré agradecido siempre, todo el mundo lo respetaba, incluidos los traficantes, y estuve escondido bajo su protección hasta que el gobierno mexicano me volvió a enviar a Cuba”, asegura.

No obstante, de regreso una vez más a la isla, Flores persistió en el propósito de alcanzar el llamado “sueño americano”, consiguió visa mexicana para su esposa y su hijo de 12 años, y se lanzó por cuarta ocasión al riesgo. “Aquí ya no queríamos seguir viviendo”, dice.

“Esta vez la ruta fue La Habana-Cancún-Mexicali y de ahí de nuevo a la frontera con Estados Unidos. Los traficantes nos ocultaron en una casa cerquita de la frontera, pasamos después el río por una zona bajita y al fin vencimos”, cuenta hoy desde la residencia de su familia en Miami, sin querer revelar lo gastado en estos periplos, ni las trampas que se hacen ahora para burlar los controles migratorios.

La de Roberto Flores es una historia más en esa interminable realidad de fugas migratorias por vías que incluyen hasta países tan distantes como Rusia o Grecia; o que cuestan la vida en el mar o en la selva del Darién.

Los éxodos cubanos tras el triunfo de la revolución en 1959

El triunfo de la revolución comandada por Fidel Castro, el nuevo rumbo político de la isla, la interminable guerra no declarada de Estados Unidos contra el socialismo a la cubana y las crisis periódicas, han signado los éxodos en el país caribeño, desde que en 1959 huyeron hacia Miami los principales personeros de la vencida dictadura de Fulgencio Batista y convirtieron a esa ciudad en la denominada “capital del exilio”.

En 1965, Castro abrió las puertas de la localidad pesquera de Camarioca, al noreste de La Habana, para que los exiliados pudieron recoger en yates y otras embarcaciones a sus familiares en la isla, creando una crisis migratoria de tal nivel en el sur de la Florida que Washington accedió a establecer un puente aéreo por el que salieron del país unas 260 mil personas hasta 1973.

En 1980 ocurrió el llamado “Éxodo del Mariel”, puerto situado al noreste de la capital de la isla, por el que abandonaron el país 125 mil cubanos, y 14 años después, en medio de otra crisis económica por la desaparición del principal aliado de La Habana, entonces la Unión Soviética, 35 mil personas se lanzaron a la mar en balsas hechas con poliespuma o neumáticos.


EHR

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