El pulso en Francia en torno a una propuesta de ley que subiría la edad de la jubilación se acercaba a su clímax el jueves, ya fuera con una votación parlamentaria o con una iniciativa presidencial especial para imponer su aprobación.
Los trabajadores de basuras seguían en huelga y los estudiantes tenían previsto marchar a la cámara baja del parlamento, dentro de las presiones al gobierno para que abandonara la reforma. Casi 500.000 personas protestaron en todo el país el miércoles.
El jueves era un día crucial para el presidente, Emmanuel Macron, que quería subir la edad de la jubilación de los 62 a los 64 para que los trabajadores pudieran contribuir más dinero al sistema de pensiones. Si no conseguía una mayoría parlamentaria en votación, podría arriesgarse a imponer los impopulares cambios de forma unilateral.
Macron ha defendido los cambios de las pensiones como cruciales para su visión de una economía francesa más competitiva. Los sindicatos mantenían su actitud combativa el miércoles y pidieron a los legisladores que votaran en contra, denunciando los atajos legales del gobierno para impulsar la ley como una “negación de la democracia”.
Un comité de siete senadores y siete legisladores de la Asamblea Nacional acordó el texto final el miércoles en una sesión a puerta cerrada, y se esperaba que una mayoría conservadora en el Senado la aprobara el jueves por la mañana.
Estaba previsto que la propuesta se votara el jueves por la tarde en la Asamblea Nacional, donde la situación era más complicada. La alianza centrista de Macron perdió su mayoría en las elecciones legislativas del año pasado, de modo que el gobierno necesitaba los votos de los conservadores para aprobar la medida. Legisladores de izquierdas y ultraderecha se oponían con firmeza al plan y los conservadores estaban divididos, lo que hacía impredecible el resultado.
Macron “desea” que la reforma se apruebe en la Asamblea Nacional, según dijo su oficina tras una sesión de estrategia el miércoles por la noche con la primera ministra, Elisabeth Borne, y ministros encargados de la propuesta en el palacio presidencial del Elíseo. Pero no se tomó una decisión firme, y el gobierno tenía previsto continuar sus conversaciones el jueves por la mañana.
Aunque una aprobación en la Asamblea Nacional daría más legitimidad al plan, Macron podría evitar el riesgo de un rechazo y utilizar su poder constitucional especial de aprobar una ley sin una votación parlamentaria.
Los desafíos económicos han provocado un descontento generalizado en Europa Occidental. En Gran Bretaña, maestros médicos jóvenes y personal de transporte público hicieron huelga el miércoles para reclamar subidas salariales que sigan el ritmo de los precios en alza. Y el gobierno izquierdista español llegó a un acuerdo con los sindicatos para anunciar un acuerdo “histórico” para salvar el sistema de pensiones subiendo las aportaciones a la seguridad social de los que más ganan.
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