Brasil está perfilándose como el posible nuevo foco rojo de la pandemia de coronavirus, mientras que el presidente Jair Bolsonaro insiste en que es sólo una "gripita” y que no hay necesidad de imponer las severas medidas que han ralentizado la propagación de la infección en otros países.
Mientras ciertos estados de Estados Unidos, Costa Rica y algunos países europeos adoptaban medidas el lunes para gradualmente relajar sus límites a la movilidad y el comercio, la intensificación del brote en Brasil, el país más grande de Latinoamérica con 211 millones de habitantes, llevó a los hospitales al límite, por lo que algunas víctimas murieron en casa.
“Aquí tenemos todas las condiciones para que la pandemia se vuelva mucho más seria”, dijo Paulo Brandão, virólogo de la Universidad de São Paulo.
Brasil reportó oficialmente unas 4 mil 500 muertes y casi 67 mil infecciones confirmadas, pero se cree que las cifras reales, como en muchos otros países, son mucho más elevadas dada la falta de pruebas y que muchas personas sin síntomas severos no han buscado atención hospitalaria.
Algunos científicos indicaron que probablemente más de 1 millón de personas en Brasil estén infectadas. Y la crisis de salud podría recrudecerse ahora que el país entra en el invierno, que puede empeorar las enfermedades respiratorias.
Bolsonaro ha cuestionado la seriedad del coronavirus y dijo que las personas necesitan reanudar sus vidas para evitar una crisis económica. Sin embargo, la mayoría de los gobernadores estatales en el país adoptaron restricciones para contener la propagación y presionaron a la gente a quedarse en casa.
A mediados de abril, Bolsonaro despidió a su popular ministro de salud, Luiz Henrique Mandetta, después de una serie de desacuerdos acerca de los planes para contener el virus, y lo reemplazó con un defensor de la reapertura de las actividades económicas, Nelson Teich. Los residentes protestaron asomándose por sus ventanas y golpeando ollas y sartenes.
Esas medidas son censuradas por Bolsonaro, quien asegura que causaron un daño económico "peor aún que la pandemia", pero Teich transmitió un mensaje de tranquilidad y aseguró que "no habrá ninguna decisión intempestiva" en relación a las cuarentenas, que algunos estados ya planean comenzar a relajar.
Funcionarios médicos de Río de Janeiro y de por lo menos otras cuatro ciudades importantes han advertido que sus sistemas hospitalarios están al borde del colapso o demasiado saturados para recibir a más pacientes.
En Sao Paulo, la tercera ciudad más grande del continente y tiene una zona metropolitana muy concentrada con más de 21 millones de residentes donde existen altos índices en pobreza, las autoridades han emitido 236 certificados de defunción en las últimas dos semanas para personas que fallecieron en casa, dos veces la cantidad previa al brote, según el servicio paramédico SAMU.
Manaus, una ciudad amazónica con 1.8 millones de habitantes, registró 142 muertes el domingo, la mayor cantidad hasta la fecha, entre ellos 41 personas que murieron en casa. En el principal cementerio, trabajadores han estado cavando tumbas. La industria funeraria de Brasil advirtió la semana pasada que la ciudad se quedaba sin ataúdes y “pronto podrían dejarse cadáveres en las esquinas”.
En tanto, el cacique Raoni Metuktire, figura emblemática de la lucha contra la deforestación de la Amazonía, hizo el domingo un llamamiento internacional de donaciones para que los pueblos indígenas de Brasil puedan sobrevivir en aislamiento durante la pandemia.
Descartan juicio político contra Bolsonaro
El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Rodrigo Maia, descartó la apertura de un juicio político contra el mandatario Jair Bolsonaro durante la pandemia y afirmó que ahora la "prioridad" del Parlamento debe ser el combate al nuevo coronavirus.
Según Maia, la situación de coronavirus en el país suramericano es "preocupante y alarmante", por lo que consideró que el Congreso debe "debatir de forma específica la cuestión del enfrentamiento al coronavirus" y tratar con "cuidado y equilibro" otros asuntos, como una eventual apertura de un juicio político contra el mandatario.
"Estamos infelizmente en la etapa inicial del aumento de casos de brasileños infectados con el coronavirus y también de muertes", que "ya han alcanzado un nivel mucho mayor" de lo imaginado, expresó el parlamentario.
Agregó que la emergencia de coronavirus tendrá "impactos" no solo en la salud pública, sino también en la economía, lo que podría elevar el índice de desempleo, según sus cálculos, hasta un 16 por ciento, unos "números muy dramáticos para la vida de los brasileños".
Ante ese escenario, Maia consideró que una "crisis política", como la apertura de un juicio político, "aceleraría las incertidumbres", "impactaría fuertemente la confianza de los actores económicos" del país y amenazaría aún más la ya maltrecha economía brasileña.
"Tenemos que orientar la agenda hacia lo que preocupa todos los brasileños, que es el enfrentamiento al nuevo coronavirus. No es que el resto de temas no preocupen, pero necesitan paciencia para analizar la situación", dijo.
El presidente de la Cámara Baja ya ha recibido casi 30 pedidos formales para la apertura de un proceso con fines de destitución contra el mandatario, quien enfrenta la crisis política más aguda en su Gobierno desde que asumió la Presidencia el 1 de enero de 2019.
dmr