El 43 por ciento que obtuvo el presidente brasileño Jair Bolsonaro en su intento de reelegirse todavía lo deja lejos de lograrlo, pero es ocho puntos superior a lo que pronosticaba el promedio de encuestas (35%) y viene acompañado de victorias derechistas en 11 de las 14 gubernaturas que se definieron en primera vuelta (quedaron 13 para ser resueltas en el segundo turno del 30 de octubre) y en el Congreso, lo que deja amargura y preocupación en el “frente democrático amplísimo”, que va de la izquierda al centro-derecha, que construyó Lula. Aunque su líder finalmente sea derrotado, el bolsonarismo es una fuerza consolidada.
Para los progresistas, sin embargo, hay resultados positivos que destacan, como que la bancada de diputados federales del Partido del Trabajo (PT), de Lula, creció de 55 a 80 espacios, y la de su aliado más izquierdista, el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), de 10 a 12. Y con especial fuerza simbólica, que el esfuerzo por fortalecer la representación de minorías marginadas está dando frutos con la reelección o incorporación de mujeres, afrodescendientes, indígenas y miembros de la comunidad LGBT+, además de las innovadoras candidaturas de colectivas feministas.
“Es necesario construir un nuevo poder”, dice en Rio de Janeiro la diputada estatal Dani Monteiro (PSOL), al festejar con el equipo de campaña con el que el domingo ganó la reelección, “un nuevo poder hecho por las mujeres, por negros y negras, por lo LGBT+. Estoy lista y no estoy sola. Estoy con esta banda de bravos y bravas”.
Mujeres, con avance lento en la política brasileña
Es cierto que, a falta de leyes eficaces para promover la paridad de género, la participación de las mujeres avanza con lentitud. Si las elecciones de 2006 arrojaron seis gobernadoras, de las de 2018 sólo emergió una, Fátima Bezerra (PT), quien además este domingo logró la reelección en la primera ronda en el estado de Rio Grande do Norte.
De los 13 estados que van a la siguiente vuelta, en 12 no quedaron mujeres en competencia. Pero al menos uno, Pernambuco, tendrá sin duda la segunda gobernadora del país en una de las dos candidatas que se enfrentan, Marília Arraes (Solidariedade) y Raquel Lyra (Partido Social Demócrata). En total, este año, de 202 aspirantes a la gubernatura, sólo 32 son mujeres y 170 hombres.
Aunque las mujeres constituyen el 52 por ciento de la población del Brasil, en la Cámara de Diputados sólo serán el 18 por ciento, aunque su número crece de 77 a 91 (de un total de 512 escaños). En el Senado, en cambio, bajan de 12 a 10 (de 81).
En contraste, el PSOL celebró en su página web que la “mayor bancada de diputados federales de la historia del partido” tendrá “mayoría femenina”, con siete mujeres entre sus doce integrantes.
Bajo esas mismas siglas, por otro lado, fueron electas las primeras mujeres indígenas diputadas federales de los estados de São Paulo y de Minas Gerais, Sônia Guajajara y Célia Xakriabá, ambas integrantes de la Articulación de los Pueblos Indígenas del Brasil (APIB).
Personas trans, al poder
El PSOL festeja también la inclusión de minorías. Particularmente llamativa es, en un país donde en los últimos seis años ha predominado una dura retórica machista promovida desde la Presidencia, el Congreso e importantes medios de comunicación, los socialistas de la libertad lograron llevar al Congreso a las primeras diputadas trans de la historia, Erika Hilton (de São Paulo y 26 años e integrante de la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales; “¡Travesti, negra, diputada electa!”, proclamaron sus seguidora Robeyoncé (abogada de 33 años de Pernambuco). Además, el Partido Democrático Laborista impulsó a Duda Salabert (profesora de 41 años de Belo Horizonte).
Aunque postuladas por sus partidos, en realidad la decisión recae directamente en el electorado. Las organizaciones políticas presentan listas abiertas en cada estado y la gente teclea en una máquina electrónica el número de la persona elegida.
La candidatura de Salabert, por ejemplo, obtuvo 37 mil votos y quedó en primer lugar entre todas las de Belo Horizonte. Aunque Hilton tuvo más sufragios, 257 mil, la población de São Paulo es mucho mayor, ella quedó en noveno lugar y el primero lo obtuvo su compañero del PSOL Guilherme Boulos, con un millón mil votos, una estrella ascendente de su partido, ya que compitió hace dos años por la alcaldía paulista.
También marcó un récord en el Distrito Federal (la capital del país, Brasilia) el aspirante a la reelección como diputado local Fábio Félix, un activista homosexual que este domingo, con 52 mil sufragios, se convirtió en el parlamentario más votado de la historia de Brasilia.
Candidaturas colectivas con bancadas feministas
Lo sorprendente fue la victoria de una candidatura colectiva, la de la “Bancada Feminista”, postulada para la diputación estatal de Sâo Paulo por el PSOL bajo el eslogan “Mete un voto, llévate cinco mujeres negras” y la definición de su feminismo como “popular, antiracista, ecosocialista, de la mayoría de la población trabajadora”. Para cumplir con la legislación, una de sus integrantes tuvo que aparecer con su rostro en los registros, pero en el Brasil se vale usar el nombre completo o modificado. Con 259 mil votos, la candidatura identificada como “Paula de Bancada Feminista” fue la tercera con mayor apoyo en el estado.
Esto es una innovación destinada a “hackear el sistema político”: la propaganda, los costos y, si ganan, tanto el salario como las obligaciones se compartirán en el grupo. Hubo 98 candidaturas múltiples en las elecciones de 2018 (de las que 22 ganaron) y 213 en las de este año, como la de la “Juventud de Lula”, de diez personas en el estado de Santa Catarina; y también “Ivo Colectiva Raza y Clase”, con ocho miembros que aspiraban a una senaduría por Brasilia.
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