El gobierno venezolano tomó el control de la filial de la empresa estadunidense de alimentos Kellogg, luego de que cesara sus operaciones por el acelerado deterioro económico del país.
Durante un acto de campaña para las presidenciales del domingo, en las que busca reelegirse, el mandatario Nicolás Maduro dijo que las autoridades reabrieron la planta y producirá en manos de "la clase obrera".
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Ante miles de seguidores en la ciudad de Valencia (norte), Maduro denunció que el cierre busca "asustar al pueblo" en vísperas de los comicios, cuyos resultados no reconocerán Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos.
"¡Imperialistas, oligarcas, a este pueblo no lo asusta nadie! Este pueblo tiene un presidente y un gobierno que lo protege", lanzó en medio de aplausos, y añadió que pedirá una orden de captura internacional contra los dueños y accionistas.
El fabricante de cereales cerró ayer las puertas de su fábrica en Maracay, finalizando 57 años de actividades en el país, que durante años fue considerado un paraíso para empresas estadunidenses.
"El deterioro de la situación económica y social ha obligado a que la compañía detenga sus operaciones y salga del país", anunció en un comunicado la firma, que cubre 50 por ciento del mercado venezolano.
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Añadió que "todos los activos, compromisos y garantías legales han sido cubiertos por Kellogg a favor de sus empleados, clientes y proveedores".
Aunque la firma dijo que la distribución de productos y el uso de la marca quedan suspendidos, Maduro enfatizó que "Kellogg va a seguir produciendo" y que el cierre es ilegal.
"Es una lástima que el sector privado no pueda operar abiertamente en el país ahora y Kellogg es una muestra", reaccionó el encargado de negocios de Estados Unidos en Caracas, Todd Robinson.
gcc