El nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, planteó en su discurso de investidura acabar con la fracasada "guerra antidrogas" en el mundo y pasar a una "política de prevención fuerte del consumo" en los países desarrollados.
"Es hora de una nueva convención internacional que acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado", dijo el primer mandatario de izquierda del país con la mayor producción mundial de cocaína.
Sin mencionar a Estados Unidos, el principal consumidor de la droga que se procesa en Colombia, Petro cuestionó las "cuatro décadas" de persecución antidrogas que ha alentado Washington.
"La guerra contra las drogas fortaleció las mafias y debilitó los Estados", apuntó, añadiendo que en ese tiempo un "millón de latinoamericanos" han sido asesinados y 70 mil norteamericanos mueren "por sobredosis cada año. ¿Vamos a esperar que otro millón de latinoamericanos caigan asesinados y que se eleven a 200 mil los muertos por sobredosis en Estados Unidos cada año?", añadió en su primer discurso como jefe de Estado.
En ese sentido, propuso cambiar el "fracaso por un éxito" y terminar la guerra antinarcóticos "por una política de prevención fuerte del consumo en las sociedades desarrolladas".
Propone a grupos armados beneficios penales a cambio de pactos de paz
El nuevo presidente de Colombia propuso este domingo a los grupos armados "beneficios" penales a cambio de que firmen la paz, tras el acuerdo de 2016 con la entonces guerrilla marxista de las FARC.
"Convocamos (...) a todos los armados a dejar las armas en las nebulosas del pasado. A aceptar beneficios jurídicos a cambio de la paz, a cambio de la no repetición definitiva de la violencia", dijo el primer mandatario de izquierda de Colombia en su discurso de investidura.
Desde su elección, el 19 de junio, Petro ha manifestado su interés de acordar una "paz total" con los grupos que siguieron en armas tras la disolución de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y su transformación en partido político.
La guerrilla del ELN, la última reconocida tras el desarme de las FARC en 2017, manifestó su intención de diálogo con el nuevo gobierno.
Asimismo, los disidentes que no se acogieron al proceso de paz que dio fin a la otrora guerrilla más poderosa del continente se mostraron prestos a acordar un cese bilateral al fuego. El Clan del Golfo, la mayor banda narco del país, anunció su voluntad de coordinar un alto al fuego para negociar su desarme.
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