El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro se reunió con cientos de simpatizantes en el Palacio de la Alvorada, la residencia oficial, en Brasilia pese a estar infectado por coronavirus desde el 7 de julio y que el país latinoamericano es el segundo más afectado por la pandemia a nivel mundial.
Ataviados con los colores de la bandera de Brasil, los manifestantes desfilaron por la Explanada de los Ministerios, en el corazón de la capital, portando símbolos patrióticos, cruces e imágenes del presidente, que aparenta estar en buen estado de salud, reposando en la residencia oficial.
Antes del rito diario de la arriada de la bandera al final de la tarde por parte de la Guardia Presidencial, Bolsonaro salió de la residencia y se dirigió hasta sus seguidores, que estuvieron varias horas en las afueras del palacio en una vigilia convocada por líderes evangélicos para pedir por la salud del mandatario.
"Nuestro Brasil es un país cristiano y nosotros apoyamos a Bolsonaro, porque después de muchos años, tenemos un presidente que sí está alineado con nuestras creencias", dijo Angelo Luis, un ingeniero quien participó en las manifestaciones.
Cerca de 2 mil seguidores de Bolsonaro marcharon con 27 cruces, en representación de cada estado del país, para manifestar su solidaridad al mandatario y criticar la gestión al frente de la pandemia por parte de los gobernadores.
"Hago cualquier cosa para apoyar a Bolsonaro, porque estoy cansada de ver cómo lo boicotean con mentiras", dijo Sonia Delfine, profesora de Derecho que dice haber viajado más de 400 kilómetros en motocicleta desde Uberlandia, en Minas Gerais, para participar en el acto, que reunió personas de diferentes estados.
Separado por un espejo de agua de poco más de dos metros, el gobernante recorrió el extenso césped en donde estaban aglomerados sus seguidores, muchos de ellos sin cubrebocas y sin respetar el distanciamiento determinado por las autoridades, y a los gritos de "mito" levantó varias veces los brazos para saludar.
"Vamos a caminar con la pandemia, vamos a salir de ésta. Tenemos un excelente equipo de ministros, principalmente el de Salud (el general Eduardo Pazuello), y está todo dándose para que, rápidamente, vamos construyendo el futuro de Brasil", manifestó Bolsonaro en una breve declaración y con la mascarilla abajo para hablar.
El líder de acostumbraba acompañar las manifestaciones a su favor que suelen presentarse cada domingo durante la pandemia y en la mayoría participó sin el uso de cubrebocas, como es obligatorio en el Distrito Federal y en otras partes del país, y llegó a abrazar a varios de sus simpatizantes.
Acérrimo defensor de la apertura del comercio y de algunas actividades económicas, contrariando las cuarentenas y medidas rígidas de aislamiento social recomendadas por las autoridades sanitarias a nivel mundial, y calificando el virus de "gripecita", Bolsonaro ha delegado la responsabilidad de la gestión a los gobernadores, facultados por la Corte Suprema.
Sus críticas fueron dirigidas principalmente a los gobernadores de los diferentes estados brasileños que apelaron al aislamiento social para frenar la propagación del virus, medidas que desde el inicio de la pandemia fueron criticadas por Bolsonaro.
El jefe de Estado comentó que no cree que el Congreso apruebe la ley contra las noticias falsas, que establece penas más severas y amplía el poder en las investigaciones, porque "no vamos a perder nuestra libertad de expresión" y manifestó que las relaciones con el Legislativo, que recientemente pasó por fricciones, "son buenas".
"La renovación (en el Congreso) es natural, hasta para el cargo de presidente si es el caso, pero ustedes están aquí y hacen movimientos democráticos para demostrar que su voto en 2018 va a valer hasta 2022 y si es para cambiarlo entonces cambiarlo en las urnas", apuntó. "Siempre hay una alternativa en caso de que salga mal, pero será muy diferente a la de 2018. Puede estar seguro de que cambiaremos el país con las armas de la democracia".
dmr