Los incendios en la Amazonia —la selva tropical más extensa del mundo— tuvieron ayer repercusión internacional, con llamados de la ONU y de líderes mundiales para proteger el pulmón del planeta y convocatorias a protestas globales contra el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que denuncia una “psicosis ambiental”.
“Estoy profundamente preocupado por los incendios en la Amazonia. En medio de la crisis climática mundial, no podemos permitirnos más daño a una gran fuente de oxígeno y biodiversidad. La selva debe ser protegida”, tuiteó el secretario general de la ONU, António Guterres.
El presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó que el mundo enfrenta una crisis y adelantó que “hablará de esta urgencia” en la cumbre de las principales economías mundiales (G7) este fin de semana en Biarritz.
Bolsonaro replicó en Twitter: “La sugerencia del presidente francés, de que asuntos amazónicos sean discutidos en el G7 sin participación de los países de la región, evoca una mentalidad colonialista del siglo XXI”.
El impacto del fuego y las humaredas preocupa a países vecinos. Perú decretó ayer una alerta ante la probabilidad de que las llamas se propaguen.
Grupos ambientalistas llamaron a movilizarse hoy por el cuidado de la selva amazónica. El movimiento de la joven sueca Greta Thunberg, promotora de una iniciativa mundial de lucha contra el cambio climático, convocó concentraciones ante embajadas y consulados de Brasil.
Colombia propuso a Brasil, Bolivia, Ecuador y Perú realizar un “proyecto conjunto” de prevención frente a la crisis ambiental. En tanto, el gobierno de Chile confirmó el ofrecimiento de ayuda de su país a Brasilia para luchar contra la conflagración.
PSICOSIS AMBIENTAL
Bolsonaro, un escéptico del cambio climático, atribuye los siniestros a la sequía y acusó ayer a las organizaciones ambientalistas civiles de tratar de crear una “psicosis ambiental”, después de haber insinuado que algunas pudieron provocar intencionalmente algunos incendios.
“Esa psicosis ambiental no deja hacer nada. Yo no quiero acabar con el medio ambiente. Yo quiero salvar a Brasil”, declaró el mandatario de ultraderecha, que preconiza la apertura de las reservas indígenas y de zonas protegidas a actividades agropecuarias a la minería.
En Salvador (noreste), donde se realiza una conferencia internacional sobre el cambio climático, un alto funcionario brasileño sostuvo que su país realiza un uso racional de la tierra y cumple con las disposiciones del Acuerdo de París contra el calentamiento global.
“Le estamos enseñando al mundo cómo producir (...) En todo el mundo el promedio del uso de la tierra para la agricultura supera 50 por ciento. Nosotros solo usamos 29 por ciento”, afirmó el secretario de Relaciones Internacionales del ministerio de Medio Ambiente, Roberto Castelo, abucheado por representantes de grupos ambientalistas.
El poderoso sector de los agronegocios, que dio un apoyo clave a Bolsonaro en las elecciones presidenciales del año pasado, comienza a manifestar cierta preocupación por las consecuencias del caso, que puede terminar en un aislamiento de Brasil en temas ambientales.
También los gobernadores de los estados amazónicos de ese país sudamericano criticaron al gobierno federal por posturas que llevaron a la suspensión de recursos de Noruega y Alemania para un fondo de preservación de la selva tropical.
“Esta semana dos grandes medios de la prensa alemana esbozaron la idea de que ya era hora de empezar a boicotear los productos brasileños”, aseguró al diario Valor el presidente de la Asociación Brasileña del Agronegocio (ABAG), Marcello Brito.
Que eso ocurra “es una cuestión de tiempo”, añadió.