Luego de quitarle millones de dólares al narcotráfico, Sombra quedó en alto riesgo. Incluso la mafia llegó a ponerle precio a su hocico. La policía colombiana decidió entonces proteger a su perra estrella antidrogas, enviándola a un lugar seguro en Bogotá, aunque sigue en activo.
“No solo Sombra ha tenido amenazas, muchos perros en la policía también” explica en entrevista Jeison Cardona, instructor canino de la escuela de adiestramiento del municipio de Facatativá, en el centro del país.
Esta hembra pastor alemán de seis años se convirtió en la pesadilla del poderoso Clan del Golfo, la mayor organización narcotraficante de Colombia que según el gobierno está en proceso de rendición, tras recibir duros golpes.
La historia de Sombra con este grupo armado se remonta a 2016 cuando halló 2.9 toneladas de cocaína en el puerto bananero de Urabá (noroeste), ocultas en un contenedor con bananos con destino a Amberes, Bélgica.
La hazaña se repitió en mayo de 2017, cuando olfateó un alijo de 1.1 toneladas de cocaína en pulpa de fruta en una bodega de la ciudad caribeña de Santa Marta. Furiosos, los hombres de Dairo Antonio Úsuga (Otoniel), jefe del Clan, trataron de sobornar a un policía con 7 mil dólares para que les entregara al canino.
“Hemos tomado la medida de precaución de trasladarla, teniendo en cuenta los indicios de amenaza por parte del Clan del Golfo”, dijo el coronel Tito Castellanos, subdirector de la policía antinarcóticos del país que es el mayor productor mundial de la cocaína que se consume en Estados Unidos.
En lo que va del año, los 346 perros de la policía detectaron 200 toneladas de todo tipo de droga por valor de 5 mil millones de dólares, según la dirección antinarcóticos. Solo Sombra ha detectado nueve toneladas en sus cinco años de actividad.
José Rojas, el uniformado que se encarga de su cuidado, dice que la jornada laboral de Sombra es de ocho horas, con un receso de dos. De cada 100 perros, solo cinco tienen aptitudes de agente antinarcóticos y algunos llegan a desarrollar un olfato capaz de atravesar el acero.
Para los perros “buscar la droga es un juego”, dice Rojas. Cuando Sombra, por ejemplo, detecta algo sospechoso, recibe como premio una pelota. Ella “ha sobresalido porque ha desarrollado un poco más su olfato” en la búsqueda de cocaína, afirma con orgullo su cuidador.
Junto a la guerra al narco, otra conflicto, el armado, dejó poco más de 262 mil muertos desde 1958 hasta el mes pasado, reveló el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Del total, 215 mil eran civiles y el resto combatientes de diversos grupos armados.
Según el coordinador del Observatorio de Memoria y Conflicto del CNMH, Andrés Suárez, la cifra es parte de una investigación entregada a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que juzgará a quienes participaron en el conflicto.
La JEP fue creada en el marco del acuerdo de paz firmado en 2016 por el gobierno del saliente presidente Juan Manuel Santos, que dejará el poder el próximo martes, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), aunque también juzgará a integrantes de la fuerza pública y particulares que quieran acogerse a esa instancia.
Sombra, la pastor alemán flagelo del ‘narco’ en Colombia
LA ALDEA
Tras asestar duros golpes a los cárteles al detectar miles de kilos de cocaína, la “agente” está hoy protegida.
Bogotá /
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