César Gálvez deambuló con su padre enfermo por el sistema de salud de Guayaquil antes de verlo morir asfixiado en casa. Pasó cuatro días con el cuerpo envuelto en plásticos negros y cal encima hasta que lo retiraron de su vivienda.
Reynel, su padre de 62 años, falleció el miércoles tras una crisis respiratoria que el hijo ignora si fue causada por la Covid-19.
No le practicaron exámenes pese a los aparentes síntomas de contagio, según cuenta Gálvez.
"Se sentía un poco mal y él me comunicó que había llamado a la plataforma, el 171, porque tuvo una recaída en su salud (...) Lo citaron para que vaya al hospital, pero le dijeron que estaba bien y lo regresaron a la casa".
Dueño de una tienda de barrio, en una zona humilde del puerto ecuatoriano, el hijo de 31 años expresa que la salud de Reynel se "fue deteriorando rápido". "Un día casi que no podía respirar".
Intentó que su padre recibiera atención en centros de salud pública y privadas. Incluso probó, sin éxito, la telemedicina implementada por el gobierno para no saturar el sistema hospitalario.
En Ecuador ya hay más de 3 mil 600 infectados, incluidos 180 fallecidos. El 69 por ciento de los casos se concentra en la provincia de Guayas y su capital, Guayaquil.
Un oxígeno que acaba
La víspera de la muerte "llamé al 171 y me dijeron que me iban a pasar con un doctor, porque el canal era telemedicina. Esperamos cerca de media hora. Nunca respondió nadie. Volvimos a llamar, y tampoco, nunca nadie respondió".
Entonces, añade Gálvez, resolvió llevarlo de nuevo a un sanatorio. "Estaba plagado de gente con oxígeno, pero fuera del hospital. No podían atenderlo. Lo que supieron decir era que había dos doctores y cada doctor tenía 40 pacientes a su cargo".
Debió regresarse con su padre a casa y pedirle ayuda a un médico particular.
"Se complicó un poco más y nos tocó buscar un tanque de oxígeno porque no había por aquí ninguno. Tocó (buscar) por internet".
Finalmente consiguieron uno que se acabó después de unas cuantas horas. Reynel duró dos más sin oxígeno y falleció mientras su familia trataba de obtener otro tanque.
El hijo envolvió el cuerpo en plásticos y lo cubrió con cal para conservarlo lo mejor posible.
Solo hasta el domingo, cuatro días después del fallecimiento, una fuerza conjunta de policías y militares recogió el cadáver en la vivienda.
El gobierno activó ese mecanismo para levantar cientos de cuerpos que durante días se acumularon en las casas de Guayaquil, ante el colapso del sistema mortuorio.
No hay un dato fiable sobre cuántas personas han perecido en sus hogares por el nuevo coronavirus.
Resignado, Gálvez comenta que la familia decidió que las autoridades se hicieran cargo de enterrar el cuerpo del padre ya que no tenían dinero para una funeraria.
jamj