En su primer viaje a tierras indígenas en la Amazonía desde que asumió la presidencia de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó su respaldo a la creación de nuevos territorios para esas comunidades, pero no anunció ninguna demarcación concreta.
Vestido con una gorra blanca y una camisa oscura en un día caluroso, Lula se dirigió a unos 2.000 indígenas con la cara pintada y tocados tradicionales de plumas que lo recibieron con canciones el lunes en la región de Raposa-Serra do Sol en la frontera con Venezuela y Guyana.
Dijo que quiere una demarcación rápida de sus tierras “antes de que otra gente se apodere de ellas, invente documentos falsos” para reclamar derechos de propiedad. Esto ha sido habitual a lo largo de la historia de Brasil, lo que provocó el inicio de los procesos de demarcación hace más de medio siglo.
“Tenemos que intentar legalizar rápidamente todas las tierras cuyos estudios (de demarcación) están casi finalizados para que los indígenas puedan tomar la tierra que es suya", dijo Lula en la 52da asamblea general de los pueblos indígenas del estado de Roraima.
Sin embargo, Lula no anunció nuevas designaciones, muy esperadas por los indígenas y los activistas de sus derechos. Muchos ya habían visto frustradas sus esperanzas de que se nombrasen nuevas demarcaciones en los 30 primeros días de su gobierno, que comenzó el 1 de enero.
Su movimiento ha presionado a Lula para que señale 13 nuevos territorios que han superado todos los procesos reglamentarios y no necesitan más que la aprobación presidencial para ser oficiales. Esto supondría un cambio drástico con respecto a la política del gobierno de su antecesor, Jair Bolsonaro, que no liberó ningún territorio para los indígenas durante su presidencia.
Algunos de los territorios pendientes de la autorización presidencial iniciaron el proceso de demarcación hace décadas.
Lula autorizó la demarcación de Raposa-Serra do Sol en 2005, durante su primera etapa como presidente. A diferencia de otras reservas de la Amazonía brasileña, este territorio es en su mayoría una sabana tropical. Allí residen 26.000 personas de cinco etnias distintas.
Desde que recibió el estatus de reserva protegida ha sido escenario de conflictos entre los productores de arroz y los indígenas y ha registrado episodios esporádicos de violencia, lo que convierte al territorio en un caso de estudio sobre los desafíos que genera la protección de una tierra que está cada vez más presionada desde el exterior.
La presión incesante de Bolsonaro para legalizar la minería en territorios indígenas avivó antiguas divisiones entre las comunidades locales de Raposa-Serra do Sol acerca de la mejor vía para lograr su bienestar colectivo. En octubre de 2021 visitó una mina ilegal de oro en el mismo territorio indígena y fomentó abiertamente a esa actividad, a pesar de las críticas de los líderes indígenas locales.
Los preparativos para la llegada de Lula a Raposa-Serra do Sol comenzó poco antes el amanecer en la Amazonía, con indígenas de distintos grupos madrugando para reunirse en un centro comunitario para los últimos ensayos de las canciones y bailes para el presidente. Personas de distintas edades vestidas con faldas de paja se movían mientras sonaban los tambores y los cánticos. Otros estaban de regreso en sus tiendas preparando el desayuno para los miembros de sus grupos.
Líderes indígenas como Osmar Lima Batista, del pueblo macuxi; Letícia Monteiro da Silva, del pueblo taurepang, y Adailton Waiwai, del pueblo waiwai, dijeron a The Associated Press en la reunión que esperan días mejores que en últimos cuatro años cuando, según creían, no tenían un amigo en el palacio presidencial.
Pero todos coincidieron en que la primera visita de Lula a la región desde 2010 no fue suficiente.
Davi Kopenawa, líder del pueblo yanomami, tomó el micrófono durante el encuentro para explicarle al mandatario que las necesidades de su comunidad eran más que las de hace cuatro años.
“Después de sacar a los mineros, necesitamos recuperar nuestro sistema de salud indígena, que fue destruido", indicó Kopenawa. “Necesitamos salvar a los niños que nos quedan. No quiero que mueran más niños. Necesitamos hospitales en nuestra comunidad. Las enfermedades siguen siendo fuertes en la Amazonía".
“No quiero minería en las tierras yanomami ni en el territorio de Raposa-Serra do Sol”, añadió. “La minería nos mata, mata a gente en la ciudad, el río, el agua de la selva. No necesitamos minería pesada en nuestra casa".
En su discurso, Lula dijo que su gobierno expulsará definitivamente a los mineros de oro de las tierras indígenas, como ya ha empezado a hacer en el territorio yanomami.
“Ese oro no pertenece a nadie. Está ahí porque la naturaleza lo puso ahí. Está en tierra indígena", indicó Lula.
El presidente estuvo acompañado por Sonia Guajajara, su ministra de los Pueblos Indígenas, y con Joenia Wapichana, quien dirige la agencia de Asuntos Indígenas.
Lula dijo que se celebrará una reunión en la que participarán líderes de los países de la Amazonía: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
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