El petrolero iraní interceptado la semana pasada frente a las costas de Gibraltar, el Grace 1, sospechoso de dirigirse a Siria en violación de las sanciones que mantiene la Unión Europea sobre ese país, será devuelto si Irán ofrece garantías sobre su destino, anunció ayer el ministro británico de Relaciones Exteriores, Jeremy Hunt.
Hunt explicó que mantuvo una conversación ayer con su contraparte iraní, Mohamad Javaz Zarif, sobre este petrolero.
“Le aseguré que nuestra preocupación es el destino y no el origen del petróleo que va en el buque y Reino Unido facilitaría su liberación si tenemos garantías de que no iba para Siria”, manifestó Hunt.
El británico añadió que su Zarif “quiere resolver la cuestión y no busca una escalada”.
El petrolero iraní, un buque de 330 metros de eslora con 2.1 millones de barriles de crudo, fue interceptado el 4 de julio por la policía y los servicios aduaneros de Gibraltar, asistidos por un destacamento de Royal Marines británicos.
Las autoridades de este pequeño territorio británico en el extremo sur de la península ibérica sospechan que el crudo se transportaba hacia Siria, en violación de las sanciones europeas contra el régimen de Bashar al Asad. Teherán lo desmiente y denuncia un acto de “piratería”.
TEMEN CENSURA EN REINO UNIDO
Una advertencia de la policía británica contra los medios de comunicación que publiquen documentos confidenciales suscitó ayer indignación entre periodistas y políticos que denuncian un ataque a la libertad de prensa.
El jefe adjunto de Scotland Yard, Neil Basu, exigió ayer a quien estuviera en posesión de documentos gubernamentales filtrados, citando a “dueños, redactores en jefe o editores de medios tradicionales o sociales”, no publicarlos.
“La publicación de comunicaciones que fueron filtradas, teniendo en cuenta los daños pueden causar, puede constituir un delito penal”, declaró en un comunicado.
Basu anunció la apertura de una investigación criminal sobre las filtraciones a la prensa de cables diplomáticos críticos con el presidente Donald Trump, un caso que provocó la dimisión del embajador británico en Washington.
Ayer, en un mitin con militantes conservadores en Wyboston, en el sur de Inglaterra, el candidato favorito para suceder a Theresa May como primer ministro del país, Boris Johnson, consideró que “no era concebible que diarios o cualquier otro medio que publique esos documentos fuera objeto de acciones judiciales”.
Su rival, Jeremy Hunt, afirmó en Twitter que el responsable “debe responder de sus actos”, pero defendió con firmeza el derecho de la prensa a publicarlos.
Por otro lado, May no asistirá al desfile militar hoy en Francia y estará representada por el viceprimer ministro David Lidington, indicó ayer un portavoz del gobierno británico.
May, cuyo sucesor será conocido dentro de nueve días, confesó el viernes a la cadena BBC que deja el cargo “con una mezcla de orgullo y decepción”, además de sentirse “frustrada” por no haber logrado un acuerdo de brexit.