El papa Francisco y el rey marroquí Mohamed VI apelaron ayer a “preservar” Jerusalén como “patrimonio común de las tres religiones monoteístas”, en un texto común firmado durante la visita del pontífice a Marruecos.
“Pensamos que es importante preservar la Ciudad Santa de Jerusalén como patrimonio común de la humanidad y, por encima de todo, para los fieles de las tres religiones monoteístas”, afirmaron en su declaración conjunta.
“La libertad de conciencia y la libertad religiosa —que no se limita solo a la libertad de culto sino a permitir que cada uno viva según la propia convicción religiosa— están inseparablemente unidas a la dignidad humana”, dijo el pontífice en un discurso ante miles de personas en la ciudad de Rabat.
El papa fue recibido en la escalerilla del avión por el rey, y en vehículos separados recorrieron los cinco kilómetros que separan el aeropuerto de la capital marroquí, entre una muchedumbre que los vitoreó.
El sumo pontífice hizo referencia a los “puentes” para enfrentar los desafíos de construir una nueva sociedad, invitando a no subestimar el factor religioso, pero respetando la diferencia y reconociendo la dignidad de todo ser humano, ya que “Dios creó a los seres humanos iguales en derechos, deberes y dignidad y los llamó a vivir como hermanos y difundir los valores del bien, la caridad y la paz”.
El jefe espiritual de mil 300 millones de católicos fue invitado por el “Comandante de los Creyentes” marroquíes, para impulsar el “diálogo interreligioso” en el país, según el gobierno.