El 19 de febrero de 1945, la isla Ramree, ubicada en el sudeste asiático, frente a la costa de Birmania (actualmente Myanmar) fue escenario de un espeluznante acontecimiento: Cerca de mil soldados japoneses, se vieron obligados a adentrarse en una zona pantanosa, donde lograron huir de las fuerzas británicas que los acosaban, pero terminaron presas de un destino más aterrador. Aquí te lo contamos.
Guerra y naturaleza en Ramree
El ataque a Pearl Harbor en 1941 desencadenó una serie de eventos que llevaron al ejército japonés a intentar dominar las colonias británicas.
Para los británicos, perder terreno fue un golpe a su moral, pero con el tiempo, cuando la derrota japonesa se hacía más clara, retomaron sus esfuerzos por reconquistar territorios clave. Ramree era una de esas islas estratégicas. Más allá de la importancia territorial, esta isla simbolizaba la resistencia y la victoria sobre el imperio japonés.
Entre enero y febrero de 1945, el XIV Ejército Británico desplegó una ofensiva para recapturar Ramree y Cheduba. El 21 de enero, con la Operación Matador, lanzaron un asalto anfibio y tomaron el puerto de Kyaukpyu y su aeródromo. La resistencia japonesa, inicialmente fuerte, se convirtió en una lucha de guerrillas por el difícil terreno de la isla.
Con el avance británico, unos mil soldados japoneses se vieron acorralados, pero su comandante rechazó la rendición. En un acto desesperado, decidieron abandonar sus posiciones y huir por los traicioneros humedales de la isla.
El escape japonés a través de los peligrosos manglares
En lugar de rendirse, el oficial japonés y sus hombres decidieron enfrentarse a los 16 kilómetros de manglares, un territorio mortal habitado por feroces cocodrilos de agua salada. Conscientes de los riesgos, avanzaron sin vacilar, no solo expuestos a los reptiles, sino también al constante peligro de la malaria, transmitida por los mosquitos que infestaban la región.
El viaje fue una auténtica odisea: con agua fangosa y lodo hasta la cintura, avanzaban mientras esquivaban a los francotiradores británicos, invisibles entre la espesa maleza. Cada paso se convertía en un desafío, rodeados por una amenaza constante que se ocultaba en la vegetación.
Lo que ocurrió después ha sido descrito como una de las mayores tragedias de la guerra. Los cocodrilos, algunos de hasta ocho metros de longitud, emergieron de las aguas oscuras, atacando a los soldados. En medio de la noche, los gritos de los japoneses desgarraron el aire mientras eran devorados por estas bestias. Aquellos que lograron escapar de los cocodrilos, cayeron bajo el fuego de los francotiradores británicos.
La velada se transformó en una escena de horror absoluto. Los Royal Marines, impotentes, escuchaban el caos que se desataba en la oscuridad, mientras cientos de nipones eran brutalmente atacados por las enormes criaturas, reptiles que pesaban entre 480 y 1500 kg.
¿Cómo sobrevivir al horror en la isla?
El naturalista canadiense Bruce S. Wright, quien formaba parte de las tropas británicas, describió lo que presenció en su libro "Wildlife Sketches Near and Far".
Aquella noche fue como una pesadilla: los disparos resonaban en el aire junto con los gritos de los soldados atrapados entre los letales cocodrilos.
El sonido de los animales al acecho creaba una atmósfera aterradora, algo que pocas veces se ha escuchado en la historia. Según Wright, cuando el sol salió, los carroñeros completaron el trabajo que los reptiles habían empezado. De los mil soldados japoneses que se adentraron en los pantanos, solo unos veinte sobrevivieron, para luego ser capturados por las fuerzas británicas.
Dudas en torno a la mayor matanza de animales
El relato de Bruce S. Wright sobre la masacre en Ramree, registrada en el Libro Guinness de los Récords como la mayor matanza causada por animales, ha sido puesto en duda en años recientes. Una investigación de National Geographic y las afirmaciones del historiador McLynn Frank, en su obra The Burma Campaign: Disaster into Triumph 1942-45, han cuestionado la veracidad de esta historia.
Frank argumenta que, dada la ecología de los manglares, sería improbable que miles de cocodrilos pudieran haber sobrevivido antes y después de la llegada de los japoneses. Además, los sobrevivientes de la tragedia sugieren que las enfermedades como la disentería y la deshidratación jugaron un papel más importante en la muerte de los soldados que los cocodrilos.
Un estudio posterior, Man Eating by Estuarine Crocodiles: the Ramree Island Massacre Revisited, concluyó que no existen pruebas sólidas de que los cocodrilos fueran los principales responsables de la masacre.
Entonces, ¿fueron los cocodrilos los verdaderos verdugos o estamos ante una leyenda que ha crecido con el tiempo? La respuesta definitiva puede que nunca la sepamos. Sin embargo, lo que sí es claro, es que el episodio en Ramree ha suscitado un interés constante en la historia militar y sigue siendo objeto de estudio y debate entre investigadores y curiosos por igual.
Y tú, ¿ya habías escuchado esta historia antes? ¿Crees que realmente sucedió, o es solo un relato más?