Declarados como archienemigos desde hace casi medio siglo, Irán e Israel se convirtieron nuevamente en protagonistas de un conflicto político - militar que, sumado a la condenable situación que se vive en la Franja de Gaza, ha aumentado las tensiones en Medio Oriente.
Fue la noche del pasado 13 de abril cuando Irán puso en marcha una operación en contra de Israel que ha sido considerada por analistas y medios de comunicación internacionales como “el mayor ataque con aviones no tripulados jamás llevado a cabo por cualquier país del mundo”.
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La ofensiva fue considerada como una respuesta que Irán lanzó luego de que el primero de abril su consulado en Damasco fuera atacado por supuestas fuerzas israelíes. Dicho embate aéreo provocó la muerte de siete miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), entre los que destacó el comandante Mohammed Reza Zahedi.
Tan solo unas horas más tardes, Irán prometió un contraataque bajo una operación denominada como “Promesa Verdadera” la cual, según los principales líderes de Teherán, tiene como objetivo castigar a Israel por los ataques que ha cometido en su contra tanto en la actualidad como a lo largo de la historia de su conflicto.
La advertencia se cumplió y, en su afán de responder el ataque a su consulado, Irán lanzó alrededor de 300 drones y misiles a Israel, en donde las alertas de ataque aéreo nuevamente orillaron a sus residentes a buscar refugio.
Información citada por la cadena BBC señala que en la escalada militar estuvieron involucrados al menos nueve países. Por un lado Irán, Irak, Siria y Yemen -desde donde se presume que fueron disparados los proyectiles- y por el otro Israel, Estados Unidos, Reino Unido y Jordania, quienes colaboraron para interceptar el ataque.
El arsenal utilizado en el ataque de Irán a Israel
Horas después de que Israel y sus aliados lograron interceptar el ataque de fuerzas iraníes en su territorio, Daniel Hagari, portavoz militar israelí declaró ante los medios de comunicación que el embate contempló el uso de 170 drones y 30 misiles de crucero.
Ninguna de esas armas logró traspasar la llamada Cúpula de Hierro, sin embargo, el contralmirante aseguró que también fueron lanzados otros 110 misiles balísticos de los cuales una pequeña parte sí alcanzó a entrar a territorio israelí.
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El mismo sábado 13 de abril el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (CGRI) confirmó el ataque y detalló que los misiles balísticos fueron disparados con una hora de diferencia que los drones, los cuales se trasladan más lento, para que ambos proyectiles impactaran en Israel al mismo tiempo.
El ejército israelí aseguró que el 99% del arsenal lanzado logró ser interceptado fuera de su espacio aéreo, no obstante, el ataque volvió a poner en la mira la capacidad bélica de Irán, misma que se ha caracterizado por el uso de tecnología en el perfeccionamiento de armas de largo alcance con un costo menor de producción.
Los drones y las municiones merodeadoras
En décadas pasadas, la capacidad de dar en el blanco con precisión desde una gran distancia fue reservada para las naciones que figuran como superpotencias en el mundo. No obstante, el imparable avance de la tecnología ha cambiado la accesibilidad de este tipo de arsenal para los países que no cuentan con la misma capacidad estratégica.
Según lo expuesto en un artículo del Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Rouen, Francia, las innovaciones en armas de precisión como los drones o las municiones merodeadoras crea una carrera armamentista que tiene como objetivo producir no solo un armamento más tecnológico y preciso sino también menos costoso.
"Son armas aéreas no tripuladas de un solo uso, armadas con una ojiva y un sistema de guía que atacan objetivos estrellándose contra ellos y que, a diferencia de los misiles tradicionales, pueden merodear, buscar objetivos y recibir órdenes adicionales a mitad de la misión", se explica en el artículo académico realizado por Daniel Zampronha y Aline Albuquerque.
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Es así como los drones kamikaze o las municiones merodeadoras son utilizados para atacar objetivos de infantería, tanques y vehículos militares al consolidarse como tecnologías de vanguardia fundamentales en el campo de batalla moderno.
También se caracterizan por ser un sistema de armas aéreas conocido como municiones inactivas, pues únicamente pueden atacar cuando se identifica al enemigo, dentro de un periodo determinado y en un área establecida. Los drones se diferencian de otro tipo de arsenal por su eficacia en mantenerse ocultos, son difíciles de detectar y aparecen durante poco tiempo.
Con dichos precedentes Irán ha apostado por una sofisticación en su armamento no tripulado, mismo que ha puesto al alcance de otras naciones para protagonizar violentos ataques en los respectivos conflictos bélicos que enfrentan.
"En el actual conflicto de Yemen se ha utilizado un nuevo tipo de arma, ya que los iraníes suministraron drones al movimiento rebelde hutí, que fueron utilizados como drones suicidas de largo alcance y vuelo lento para atacar las refinería de petróleo de Arabia Saudita. En la guerra ruso-ucraniana más reciente, se vio el despliegue del Geran-2, que se cree que es la versión rusa del HESA Shahed 136 iraní", se lee en una parte del artículo publicado por la editorial académica Scientific Research Publishing.
Los drones de Irán
El dron HESA Shahed 136 diseñado por Irán es considerado como un arma contundente, estratégica y atacante de infraestructura, características que en el pasado y tradicionalmente eran exclusivas de los costosos misiles guiados de largo alcance.
Desde mediados de la década de los 2000 Irán puso en marcha la segunda etapa de su Programa de Drones, con la cual presentó al mundo un gran grupo de aviones de reconocimiento, ataque y drones kamikazes cuyo resultado fue una nueva generación de armamento no tripulado.
El diseño del HESA Shahed 136, que ahora figura como protagonista en conflictos político militares, se centró en su alcance, resistencia y capacidad de peso, así como en sus módulos y comunicaciones de control de vuelo, adquisición de objetivos amplios y aptos para el consumidor.
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La ojiva que posee el dron iraní tiene un peso aproximado de 40 kilogramos, lo que le permite apuntar a objetivos más grandes y estáticos que requieren de más potencia explosiva. La resistencia con la que fue diseñado le permite volar a baja altura y, con ello, dificultar su seguimiento mediante radares.
Entre las principales características de los drones diseñados en Irán destaca también la forma en la que se acerca al objetivo de la manera más eficiente y precisa, así como la velocidad de inmersión y ataque. El ala delta del HESA Shahed 136 le brinda una mayor estabilidad al momento de ponerse en marcha.
"Al Shahed 136 a veces se le llama un dron con 'autonomía', entendida como 'la capacidad de una máquina para ejecutar una tarea o tareas, sin intervención humana, utilizando la interacción de la programación informática con el entorno'. En este sentido, un dron lanzado en modo dispara y olvida puede considerarse autónomo. Una vez lanzado desde la plataforma, no necesita intervención humana adicional para ejecutar su tarea, aunque el Shahed aún podría recibir nuevas coordenadas GPS del objetivo en pleno vuelo ", describe el artículo del del Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Rouen, Francia.
Irán no es el único país que ha apostado por el uso de drones como armas pues Israel cuenta con el IAI Harpy el cual, además de ser anti radiación, también se caracteriza por su capacidad de flotar en búsqueda de la emisión de la firma del radar y apuntarla. A diferencia de su homólogo israelí, el HESA Shahed 136 no tiene la propiedad de identificar de forma autónoma a su objetivo.
Adicionalmente, el tamaño y el peso de los drones kamikaze también figuran como una parte crucial a la hora de analizar su ingeniería y la tecnología aeroespacial utilizada, pues éstos definen drásticamente la intención de su construcción.
Respecto a su costo, los drones HESA Shahed 136 oscilan entre los 10 mil y los 30 mil dólares, un precio totalmente contrastante al de los misiles de crucero o tácticos cuyo precio llega a alcanzar los 3 millones de dólares. Su homólogo israelí, el IAI Harpy, llega a venderse en alrededor de 500 mil dólares el más pequeño.
La abismal diferencia de precios es uno de los puntos fuertes del proyecto HESA pues antes del Shahed 136 las municiones de largo alcance asequibles y de bajo costo eran inviables.
"La sanción impuesta a Irán impulsó una de las industrias más desarrolladas y autónomas, el precio de un arma tan precisa y de largo alcance no tiene comparación", señala el citado artículo.
Los drones iraníes no sólo abrieron la puerta a una renovación tecnológica de arsenal para las potencias y el resto de naciones del mundo sino que también han puesto a discusión la regulación de este nuevo tipo de armas que, pese a ser más pequeñas y baratas, tienen como consecuencia la muerte de miles de civiles y tensiones diplomáticas, tal y como ya comenzaron a hacerlo en Medio Oriente y Ucrania.
ATJ