El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, urgió este sábado al papa Francisco a que se haga "justicia" para las víctimas de abusos cometidos por eclesiásticos en "el mundo entero", y el pontífice reconoció su "vergüenza" y "sufrimiento" por estos "crímenes innobles".
Este viaje papal a Irlanda, iniciado el sábado —el 24º de Francisco al extranjero—, se produce en un momento muy delicado para el futuro de la Iglesia católica, sacudida la semana pasada por sórdidas revelaciones de viejos abusos sexuales cometidos en Estados Unidos.
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Varadkar, jefe de gobierno gay y símbolo de una nueva Irlanda liberal, abogó porque "las víctimas y los sobrevivientes obtengan justicia, verdad y curación".
"Actualmente debemos asegurarnos de que las palabras vayan seguidas de acciones", insistió Varadkar en un discurso en el castillo de Dublín, junto al Papa, al que "por encima de todo" pidió que "escuche a las víctimas".
Desde 2002, más de 14 mil 500 personas se han declarado víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes en Irlanda. La jerarquía católica irlandesa ha sido acusada de haber encubierto a centenares de estos sacerdotes.
"Es una historia triste y vergonzosa", una "mancha en nuestro Estado, nuestra sociedad y en la Iglesia católica", estimó Varadkar.
"El papa Francisco se reunió este sábado por la noche durante hora y media con ocho sobrevivientes de abusos cometidos por clérigos, religiosos o en instituciones" de la Iglesia, explicó el portavoz del Vaticano, Greg Kerry.
Este encuentro muy esperado con "sobrevivientes", en parte identificados en un comunicado del Vaticano, se realizó al terminar el primer día de la visita del Papa a Irlanda.
Entre las ocho personas se encontraba una víctima, que quiere permanecer anónima, del sacerdote católico Tony Walsh, que abusó de niños durante dos décadas antes de ser encarcelado.
El papa también recibió a Marie Collins, portavoz de los "sobrevivientes" y víctima a los 13 años de abusos sexuales de un cura.
'Sufrimiento y vergüenza'
El papa Francisco reconoció su "vergüenza" y "sufrimiento" ante "el fracaso" de la Iglesia por no haber afrontado de forma adecuada "los crímenes innobles" del clero en Irlanda.
Antes de reunirse con el papa la noche del sábado, su ex consejera en materia de abusos pedófilos del clero, Marie Collins, había afirmado a los periodistas: "Decepcionante, nada nuevo".
Por la tarde, el Papa oró en silencio junto al arzobispo de Dublín Diarmuid Martin ante un cirio dedicado desde 2011 a las víctimas irlandesas de abusos sexuales, en la mayor catedral de la ciudad, St Mary's.
Francisco llegó antes a Irlanda para cerrar el Encuentro Mundial de las Familias.
"No puedo dejar de reconocer el grave escándalo causado en Irlanda por los abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia encargados de protegerlos y de educarlos", admitió el papa argentino.
Pero, al mismo tiempo, defendió el papel de la Iglesia que "en Irlanda ha tenido, en el pasado y en el presente, un papel de promoción del bien a los niños que no puede ser ocultado".
Por este motivo, el Papa pidió a la población irlandesa que mantenga la fe.
Francisco también reconoció "las dificultades que las familias tienen que afrontar en la sociedad actual que evoluciona rápidamente", y "los efectos que la quiebra del matrimonio y la vida familiar comportarán, inevitablemente y en todos los niveles, en el futuro de nuestras comunidades".
Un país emancipado: "no al papa"
La Irlanda que recibe al papa ha cambiado en los últimos años, emancipándose de la influencia de la Iglesia.
El país legalizó en 2015 el matrimonio homosexual, instaló en 2017 un primer ministro homosexual, Leo Varadkar, y liberalizó en mayo el aborto.
"En nuestro Parlamento y en referéndum hemos votado a favor de modernizar nuestras leyes, habida cuenta de que los matrimonios no siempre funcionan, las mujeres deben tomar sus propias decisiones y las familias tienen distintas formas, incluidas las encabezadas por un abuelo, un padre solo o dos padres del mismo sexo o divorciados", afirmó el Primer ministro Varadkar.
El papa Francisco defiende en cambio el ideal de la familia tradicional, compuesta por un hombre y una mujer.
Miles de internautas irlandeses llamaron en Facebook a "decir no al papa" boicoteando la misa de Phoenix Park, al reservar centenares de entradas que esperan no utilizar. Una marcha se llevará a cabo en las calles de Dublín, hasta el "Jardín del recuerdo".
En Thuam (oeste), una velada se realizará en memoria de los 796 bebés muertos entre 1925 y 1961 en el albergue católico de las hermanas de la Buena Ayuda y que fueron enterrados en una fosa común.
Desde esa fecha, la proporción de católicos en Irlanda, en una población de cerca de cinco millones de habitantes, pasó de más de 90 por ciento a menos de 80 por ciento.
RL