Misiles rusos atacaron el martes en la mañana las dos principales ciudades de Ucrania y causaron al menos siete muertos, docenas de heridos y daños en edificios residenciales luego de que Moscú rehuyó cualquier acuerdo respaldado por Kiev y sus aliados occidentales para el final de la guerra de casi dos años.
El asalto ruso incluyó más de 40 misiles balísticos, de crucero, antiaéreos y guiados, dijeron las autoridades.
Al menos 20 personas resultaron heridas en cuatro distritos de la capital, Kiev, incluyendo un adolescente de 13 años, indicó el alcalde, Vitalii Klitschko.
En Járkiv, en el noreste del país, la ofensiva dejó 42 heridos y causó daños en alrededor de 30 edificios residenciales, además de romper las ventanas de unos mil departamentos en un clima gélido, explicó el gobernador de la región, Oleh Syniehubov.
Los termómetros marcaban -7 grados Celsius (19º Fahrenheit), dijo el alcalde de la ciudad Ihor Terekhov.
Una sección entera de un edificio residencial de varias plantas quedó destruida, atrapando a un número desconocido de personas, agregó Terekhov.
A unos 30 kilómetros de la frontera con Rusia, Járkiv suele ser el principal objetivo de la campaña invernal rusa de ataques de largo alcance, que suele alcanzar zonas civiles.
Los ataques mantienen a los ucranianos en vilo mientras en el frente de mil 500 kilómetros (930 millas) apenas se registran cambios. La incapacidad de ambos bandos para asestar un golpe decisivo en el campo de batalla ha llevado la guerra más allá de las trincheras y la artillería. Los analistas dicen que las fuerzas del Kremlin acumularon misiles a lo largo del año pasado para lanzar su campaña invernal de bombardeos aéreos.
Al parecer, hay pocas opciones de que la guerra termine pronto. El ministro de Exteriores ruso desafío a Estados Unidos y a otros aliados de Ucrania en una reunión de Naciones Unidas el lunes, descartando cualquier plan de paz que ellos respalden.
Sergey Lavrov, el jefe de la diplomacia rusa, afirmó que las fuerzas ucranianas han sido “un completo fracaso” en el campo de batalla y apuntó que son “incapaces” de derrotar a Rusia.
Los ataques sobre Járkiv y Kiev se producen dos días después de que funcionarios nombrados por Moscú en el este de Ucrania reportaron que bombardeos ucranianos dejaron al menos 27 muertos a las afueras de la ciudad de Donetsk, ocupada por las tropas rusas. El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, describió el incidente como “un monstruoso acto terrorista”.
El ejército de Ucrania, por su parte, negó su implicación en el ataque.
La muerte de civiles ucranianos ha servido para despertar la indignación internacional por la invasión rusa de su país vecino, y las autoridades ucranianas han recurrido a esos ataques en sus intentos por lograr más ayuda militar de sus aliados.
El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, fue el último mandatario extranjero en visitar Ucrania y, durante su estancia en Kiev, el lunes, anunció un nuevo paquete de ayuda que incluye un préstamo para comprar armas más grandes y un compromiso para buscar vías para fabricarlas de forma conjunta.
Los aliados de Kiev han tratado de reafirmar el compromiso con su defensa en el largo plazo ante la preocupación de que el apoyo de Occidente pudiera estar disminuyendo. El primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak, y el ministro de Exteriores de Francia también visitaron el país en lo que va de año.
Pero Estados Unidos, el principal proveedor de Ucrania, dijo que no puede suministrarle más munición ni armas.
A la espera de que el Congreso apruebe un presupuesto y fondos adicionales para el conflicto ucraniano, Washington recurrirá a sus aliados para seguir salvando las distancias con Moscú.
JCM