“Cuando suena el mariachi, el mundo canta”, dice acertadamente la emblemática canción de El Mariachi Vargas; es precisamente la combinación de guitarra, trompetas, vihuela, guitarrón y violín la que atrapó a Diego Martucci, un músico italiano que se enamoró del género musical y hoy lleva el emblema mexicano hasta el país de la bota.
Nacido en Anagni (una ciudad cerca de Roma), Diego comenzó a estudiar música cuando tenía 11 años; la guitarra fue el instrumento que le ha acompañado desde entonces.
Con referentes como el músico napolitano Pino Daniele, la vida profesional de Martucci se volcó hacia el jazz, el rock y el blues pero fue un encuentro casual con el mariachi hizo que el egresado de Saint Louis College of Music implementara una fermata para conocer el a fondo el sonido del guitarrón y convertirse así en un mariachi italiano.
Fue en 2012 cuando el músico escuchó por primera vez el sonido que un año antes había sido declarado patrimonio cultural inmaterial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por su sigla en inglés).
“Mi trabajo principalmente es dar clases y entre los alumnos que tuve a lo largo de estos años hubo una señora griega que me hablaba mucho de sus amigas mexicanas que tenían un conjunto de mariachi y que ensayaban todas las semanas en una casa muy cerquita de la suya; me platicaba de presentaciones que tenían. Me dijo que estaban buscando nuevos miembros y fui a conocerlos”, compartió a MILENIO.
Fue entonces que conoció a Dominico Pasquini “Mimmo”, el fundador del mariachi Romatitlán, un conjunto que interpreta la música regional mexicana en el país europeo.
“La primera vez que escuché un mariachi quedé sin palabras, asombrado, no podía imaginar cómo un grupo de música tradicional pudiera transmitir tanta energía y tocar. Era algo muy difícil de entender; fue impactante inicialmente. Me enamoré y seguí solamente dedicándome a la música mexicana, estudiando el guitarrón y después me enamoré del son jarocho y aprendí a tocar el requinto jarocho”, relata.
Para el italiano, el género evoca recuerdos y emociones que no puede percibir en otro estilo musical. Es por ello que hoy dedica parte de su vida a interpretarlo.
"Chente" y Jorge Negrete, los primeros ídolos
Profesor desde los 18 años, Diego comenzó a estudiar el guitarrón alrededor de los 31 años, una tarea que no fue fácil al inicio.
Fue en estos primeros acercamientos que conoció al Mariachi Vargas, Los Camperos, y cantantes como Jorge Negrete, Pedro Infante, Vicente Fernández.
“Mi mentor era muy exigente y fiel a la tradición y me hizo comprender la importancia de respetar algunas reglas o pautas para que no se desnaturalice la música original y pasar de una guitarra eléctrica a un guitarrón inicialmente fue muy difícil; tuve que estudiar mucho, sobre todo, tuve que escuchar mucho. Escuché para empaparme lo más posible y comprender los cambios de ritmo, porque eran estilos nuevos para mí. Nunca había escuchado algo similar”, relató.
“El huapango de Moncayo”, “El son de la negra”, “Volver, Volver, “Canción Mixteca”, “México lindo y querido” y “El Rey”, son sus canciones preferidas. Comparte que es la reacción de la gente, que en algunos casos llega hasta el llanto, lo que hace que el género sea tan importante para él.
Asegura que fue ello lo que le hizo dejar de enfocarse únicamente en el aspecto técnico y privilegiara el sentimiento de las melodías.
Así suena el mariachi italiano
“Estaba buscando algo que me hiciera divertir cuando iba a tocar. Antes me enfocaba en el aspecto técnico y no me gustaba el momento, no pensaba en la gente que estaba delante de mí, sólo en lo que hacía yo y cuando me topé con el mariachi y empecé tocar el guitarrón, me emocioné y una vez que pruebas esto, no puedes volver atrás.Tocar en un mariachi para mí es un motivo de orgullo porque estoy consciente de que represento el símbolo musical mexicano y uno de los emblemas de la nación”, dijo.
¿Cómo es tocar mariachi en Italia?
Entre las tarantelas, los estornelos y la canzonetta, en Italia han emergido nuevos estilos musicales, desde los intérpretes que se han acercado al furor del reggaeton y los sonidos latinos, entre otros, el país no es ajeno a la globalización musical y en este, sus intérpretes han empezado a tocar música de mariachi.
Con esta profesión, el italiano ha participado en eventos como el estreno de la película Coco, que habla sobre la tradición de Día de Muertos en México.
“Tocar un mariachi en Italia es algo raro; lo que intentamos es crear un puente que permita a la gente que se encuentra delante de nosotros, que te haga revivir los recuerdos, las emociones vividas en México o en cualquier lugar. Normalmente nos llaman personas de México, Venezuela, Colombia y otros lugares.
Algunos italianos nos contratan para los conciertos porque México trasciende, le gusta a todos y tocamos para cualquier evento. Normalmente tocamos para eventos de la embajada de México en Italia y a menudo viajamos por Europa”, refirió Diego Martucci.
En México existen más de 150 mil músicos, quienes trabajan en promedio 16.9 horas a la semana y perciben alrededor de 6 mil 700 pesos mensuales. Según datos de la Secretaría de Economía, alrededor de 88.4 por ciento de los profesionistas de este ramo se encuentran dentro de la economía informal.
La situación no es ajena en el gremio internacional; Diego Martucci, “el mariachi italiano”, combina todos los días su pasión por el regional mexicano y las clases, que son su principal sustento económico.
“No es un trabajo en Italia; no se puede sobrevivir sólo tocando en un mariachi, porque lamentablemente la comunidad latinoamericana aquí no es demasiado grande como puede ser en España, por ejemplo. Los eventos no son muchos; nosotros tenemos tocadas los fines de semana, podemos tener una o dos por semana. Ser un mariachi en Italia significa prevalentemente sobre todo ser un representante de México y llevar la tradición y el folclor donde se puede”, asegura.
¿Cuánto cobra un mariachi en Italia?
Diferente a la práctica en México, los mariachis en Italia no suelen cobrar con canción sino por evento, el costo depende de si se trata de una fiesta, un evento formal e incluso del recinto en el que se haga el espectáculo.
Desde que conoció el emblema mexicano, Diego dejó el blues y el rock para apostar por su pasión. En la combinación entre el trabajo y su amor por el regional, ensaya una vez por semana con su conjunto.
“He ido a México dos veces pero por viaje de turismo , estoy en contacto con otros mariachis a través de internet y gracias a este medio he podido entablar conversaciones con otros mariachis, con grandes maestros guitarronistas que a través de internet pude conocer y pedir infomraciòn para mejorar a nivel técnico sobre el guitarrón, hacer preguntas y aclarar muchas dudas que tenía”, dijo.
La música es en muchas ocasiones, la entrada a otros aspectos de una cultura, así fue como Diego asegura que se acercó al país y su gente
“De la cultura mexicana me gusta todo. Lo más obvio es la comida, toda la cultura, el arte mexicano, me gusta la idiosincrasia del mexicano con la manera que tiene de vivir, con pasión, el sentimiento y la entrega a los demás.
De México me gustan todos los parajes, es un territorio fantástico, deslumbrante: las playas, las montañas, no hay nada que no me guste de ahí. Espero que perdure el hecho de que lo hago con respeto, con todo el corazón e intentando llevar en alto el nombre de México de la manera más digna”, concluyó.
CMOG