La presencia de ballenas grises en sus santuarios en Guerrero Negro, es la más baja en 30 años de monitoreo. Esta temporada solo llegaron 571 ballenas adultas, 42 por ciento menos que el promedio.
Lo más alarmante, es que el número de nacimientos cayó 88 por ciento: este año se registraron solo 69 crías nacidas en las lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio, en comparación con el promedio histórico de 583 ballenatos.
“Los expertos y los científicos nos dicen que es por efecto (del fenómeno) de la Niña, las aguas están un poquito frías, y (las ballenas) se desplazaron un poquito más al sur, como es el caso de Cabo Pulmo, que andan 50 ballenas por allá, y en Todos Santos o Pescadero.
"Este es el efecto del cambio climático es una realidad y tenemos que estar preparados”, advirtió Marco Antonio González Viscarra, director de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno.
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Cada invierno, las ballenas grises recorren cerca de 10 mil kilómetros desde el Mar de Bering en Alaska, para volver al lugar donde nacieron: las lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio, -dentro la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno-, que se encuentran en la localidad de Guerrero Negro, en este municipio.
Mientras unas ballenas vienen a aparearse, otras llegan para dar a luz; pero este año, tanto los guardaparques de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), como los prestadores de servicios se han percatado de la considerable disminución de ballenas.
“Este año he notado que hay mucha ballena sola, hay poca ballena, y hay poca cría. Si viene un turista normal no sabe, nomás ve una ballena pero no lo identifica, nosotros ya más o menos los identificamos y ahora hay mucho macho, ballenas adultas, crías hay menos”, dijo Juan López González, tesorero de ejido Benito Juárez, quienes están a cargo de la Casa Mexicana de la Ballena Gris, que cuentan con autorización emitida por la Semarnat para realizar el avistamiento de ballenas.
De acuerdo con el monitoreo de la Conanp, en 2012 se registró el mayor número de ballenas: mil 523 adultas y mil 198 ballenatos en ambas lagunas.
La laguna Ojo de Liebre, es la que históricamente tiene mayor presencia de cetáceos. Este año, llegaron 502 ballenas adultas, la disminución es del 38 por ciento, comparado con el promedio histórico de 812 ballenas por año.
Durante los censos que realizan los guardaparques de la comisión, solo se registraron 66 ballenatos, por lo que la caída de nacimientos es del 87 por ciento, comparado con el promedio histórico de 523 crías al año.
A la laguna San Ignacio, este año llegaron 69 ballenas adultas y solo se ha reportado el nacimiento de tres crías, lo que representa un desplome del 95 por ciento en el nacimiento de crías; mientras que la presencia de adultas cayó 63 por ciento.
La Conanp afirma que, por ahora, la población mundial de ballena gris es estable con cerca de 20 mil individuos, pero advirtió que el cambio climático es la nueva amenaza para la especie, que estuvo al borde de la extinción debido a sangrientas cacerías en aguas mexicanas.
En solo 10 años, entre 1855 y 1865, en la laguna Ojo de Liebre, flotas extranjeras cazaron 600 ballenas y otras 300 más en la laguna San Ignacio; se estima que sobrevivieron 100, y a partir de ellas, se recuperó la población, gracias a los acuerdos establecidos por la Comisión Ballenera Internacional.
“Para poder capturar a la ballena y sacar la grasa con la que nos alumbrábamos en el mundo, pues tenían que sacrificar al bebé y luego sacar a la ballena; la mamá llegaba a buscar a su bebé de esa manera era arponeada.
"De esa manera se aprovechó y estuvo a punto de extinguirse la ballena gris”, señaló el director de la reserva, Marco Antonio González Viscarra.
En aquella época, los cazadores las llamaron el “pez demonio”, por la ferocidad con que se defendían de los ataques.
Actualmente, como si hubieran perdonado a la humanidad, ahora se le conoce a la ballena gris por su comportamiento sumamente amistoso.
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Un encuentro inusual
Pese a la baja presencia de cetáceos, en nuestro recorrido por la laguna Ojo de Liebre hasta siete ballenas se acercaron a la embarcación en la que viajábamos, un fenómeno poco usual, según la Conanp.
Si bien, las ballenas son sumamente amistosas, generalmente se acercan una o dos a la panga, pero en nuestro viaje, el equipo de MILENIO tuvo la fortuna de tener de cerca a siete ballenas.
Cuidadosamente se acercaron a nosotros, de inmediato nos cautiva la curiosidad de estos mamíferos, van de un lado a otro de la panga, o pasan por debajo sin rozar la embarcación. Con cierta travesura, respiran hacia nosotros, salpicando a los embelesados navegantes.
El avistamiento de ballena gris genera una derrama económica de 3 millones de dólares, en beneficio de casi 3 mil personas locales.
De acuerdo con González Viscarra, la derrama económica beneficia directamente a 90 familias, que realizan el avistamiento de ballenas; además del beneficio indirecto a 500 familias por hoteles, y 70 de restaurantes.
“Nos da un promedio como de 2600, 2800 personas alrededor del beneficio económico de la bahía, y en derrame económica, anda arriba de los 3 millones de dólares”.
Los turistas son principalmente de Estados Unidos, Canadá y Alemania; en menor medida es turismo nacional.
“No sé, la verdad, cuál sea la falta de interés de las personas locales o nacionales, el precio creo que no es problema porque tenemos precios accesibles (...)
"Es increíble, es increíble que mucha gente local no conoce ni las ballenas. Parece increíble, pero es cierto”, señaló Juan López.
Por su parte, la presidenta del ejido Benito Juárez, Rosaura Muñoz, llamó a los connacionales “a visitarnos, son experiencias muy inolvidables, como tener siete ballenas alrededor de la lancha”.
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HCM