En el estado de Nebraska, corazón geográfico de los Estados Unidos, las redadas masivas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) contra migrantes indocumentados es el mayor temor que se vive entre la comunidad latina desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de ese país.
A diferencia de los estados fronterizos con México, por ahora, esas redadas no han ocurrido en Nebraska y los operativos de ICE se han centrado en personas específicas, con historial criminal y deudas pendientes con la ley. Pero la presencia de esos agentes ocasiona incertidumbre en la población.
En particular, los trabajadores de plantas procesadoras de carne de cerdo, res y pollo —la industria en Nebraska que más emplea mano de obra latina, de las que hay unas 64 en el estado— sienten que están próximos a vivirlas, pues esos sitios de trabajo son los más vulnerables por la gran cantidad de mexicanos y centroamericanos que allí laboran.
"Justamente ahorita que vengo saliendo, muchas personas andan alarmadas porque, supuestamente el lunes, Migración va a venir a la empresa y muchos van a faltar por miedo.
"Y más los que tienen solo un permiso de trabajo, que son muchos, la mayoría. Son muy pocos los que son ciudadanos o residentes", platica Rocael Juárez, un joven de 22 años, hijo de guatemaltecos nacido en territorio estadunidense, que trabaja cortando carne en una de esas plantas en la ciudad de Omaha y que vive un poco más tranquilo porque, de nacimiento es ciudadano norteamericano.
María Ávalos es una mujer que llegó hace 15 años a Estados Unidos junto con sus padres y hoy es residente y trabaja en la misma planta que Rocael.
"Estoy cortando una parte de la vaca que se llama tendón. Tengo que usar un mandil de fierro y guantes de fierro", platica.
Ella coincide en que el rumor de que llegará ICE está fuerte.
"Según que sí va a llegar el lunes. Pero no sé, la verdad, hay que ver, porque la gente a veces habla mucho y pasa poco", dice a la hora de la salida de la planta.
Janeth Cano, directora de Programas del Heartland Workers Center, una organización que apoya a la comunidad migrante, explica que las plantas procesadoras son los sitios más vulnerables porque allí se contrata muy fácil.
"Cuando alguien viene a Estados Unidos como un inmigrante y aunque tengan un proceso abierto de regularización, uno de los requisitos es que deben encontrar trabajo dentro de los primeros 30 días. Y uno de los lugares más fáciles de encontrar trabajo, cuando tienes un background así, es ahí", dice Cano.
"La verdad es que ICE puede estar en cualquier espacio público y cualquier espacio privado en el que les den autorización de entrar. Las plantas, por ejemplo, son un espacio privado, pero si el gerente o la persona encargada les da permiso de entrar entonces estando adentro pueden interrogar a cualquier persona", añade la activista.
El temor de las redadas en las plantas de carne tiene su origen en un antecedente en Nebraska de 2018. Ese año, una redada masiva contra migrantes en una procesadora en el poblado de O’Neill dejó a los niños del pueblo sin padres.
María Arriaga, titular de la Comisión Latinoamericana de Nebraska, lo recuerda como algo traumatizante.
"Es un precedente que marcó al estado, que marcó a O'Neill y que marcó a la comunidad latina porque se separaron las familias, se llevaron a los papás directamente de sus áreas de trabajo, padre y madre, y los niños ya no tuvieron casa donde regresar cuando salieron de la escuela", describe.
Por eso, dice, más de 30 organizaciones de apoyo a migrantes trabajan en los últimos días de manera conjunta en la creación de un protocolo para que los latinos sepan cómo actuar ante la presencia de agentes de ICE, como invocar el derecho a guardar silencio, además de que contrarrestan falsas alertas que corren en redes sociales.
"Estamos en fase preventiva, tratando de tener todos los recursos a la mano y de tener un plan para tratar de responder a la emergencia lo mejor posible", afirma.
Organizaciones como el Heartland Workers Center o la Multicultural Coalition han comenzado a difundir masivamente el "Family Action Plan", que consiste en que cada familia sepa qué hacer ante una redada.
"Se incluyen cosas como qué documentos deben tener en persona o qué documentos deben tener consigo o en casa, en un lugar seguro, donde no sólo mamá y papá, sino que también los niños sepan. Cosas como tener el número de un abogado de inmigración, sin importar que estatus tengas, y que lo tengas memorizado", explica Cano.
Más que miedo, solidaridad
Para las activistas María Arriaga y Janeth Cano, entre la comunidad latina de Nebraska hay algo más que miedo.
Debido a la gran presencia de hispanos en el estado, que en 2020 representaban el 12 por ciento de la población y que para 2050 llegaría al 24 por ciento, el miedo se mezcla con el empoderamiento y la solidaridad.
Por eso, esta semana comenzaron a surgir protestas callejeras en Omaha y Lincoln, la capital, protagonizadas por estudiantes latinos y sus simpatizantes.
Y por eso, personas como Mayra Alarcón, guerrerense dueña de un restaurante en Fremont, un pueblo lleno de migrantes, está convencida de que no dejará pasar a ICE si llega a su puerta en busca de indocumentados.
"Nosotros ya tenemos un plan y si está en nuestras manos, nosotros no vamos a cooperar. Si tienen una orden y ya no podemos hacer nada, tendríamos que (abrir), pero, por el momento, nosotros no vamos a aceptar nada y vamos a proteger a nuestra gente. Voy a defender mis derechos y voy a negarme hasta donde más yo pueda", dice conmovida.
ksh