La policía del estado de Nevada, en el oeste de Estados Unidos, investiga una muerte ocurrida durante el festival alternativo Burning Man, donde las fuertes lluvias convirtieron el sábado la zona desértica en un campo de barro.
Los organizadores se vieron obligados a cerrar las puertas de Black Rock City, nombre del recinto, y los asistentes al festival no pudieron acceder ni salir si ya estaban allí.
"Se ha producido una muerte durante este episodio de fuertes lluvias", informó la oficina del sheriff local en un comunicado, sin facilitar más información a los medios.
Como consecuencia de las fuertes lluvias caídas el sábado por la noche, la "playa", la enorme zona al aire libre donde se celebra el evento, quedó intransitable. Los organizadores instaron a los participantes a "conservar agua, alimentos y combustible y buscar un refugio cálido y seguro".
Está previsto que vuelva a llover el domingo, último día del festival.
La mayoría de los espectáculos previstos se suspendieron, incluida la quema de la gigantesca hoguera de madera instalada en el centro de "la playa", que marca el final del festival y le da nombre.
El año pasado, el festival tuvo que hacer frente a una intensa ola de calor y fuertes vientos, que ya dificultaron la experiencia a los "quemadores", como se apoda a los asistentes al evento.
Lanzado en 1986 en San Francisco, Burning Man pretende ser un acontecimiento indefinible, a medio camino entre la celebración de la contracultura y un retiro espiritual.
Organizado inicialmente en una playa de San Francisco, se ha convertido en un festival estructurado, con un presupuesto de casi 45 millones de dólares (cifras de 2018) y más de 75 mil participantes en la última edición, por debajo de la anterior de 2019.
Se celebra desde los años 90 en el desierto de Black Rock, una zona protegida del noroeste de Nevada que los organizadores se han comprometido a preservar.
SNGZ