El papa Francisco recordó este domingo a los jóvenes que "no son el futuro" sino "el ahora de Dios" y criticó a una sociedad que los está "adormeciendo", en la homilía de la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) para la que viajó desde miércoles a Panamá.
Ante las 700 mil personas que se congregaron en el campo Juan Pablo II de Panamá, y donde muchas de ellas pasaron la noche después de asistir a la Vigilia de ayer, Francisco lamentó que muchos jóvenes piensan que "su vida es una promesa tan sólo para el futuro y nada tiene que ver con vuestro presente".
Criticó que se piense que ser joven es "un sinónimo de sala de espera de quien aguarda el turno de su hora" y mientras tanto se les inventa "un futuro higiénicamente bien empaquetado y sin consecuencias, bien armado y garantizado con todo bien asegurado".
El pontífice argentino clamó contra el intento de nuestras sociedades de "tranquilizar y adormecer a los jóvenes para que no hagan ruido, para que no se pregunten ni pregunten, para que no se cuestionen ni cuestionen".
Esto provoca, agregó, que mientras tanto los sueños de los jóvenes "pierdan el vuelo, comienzan a dormirse y se vuelven "ensoñamientos" rastreros, pequeños y tristes tan sólo porque consideramos o consideran que todavía no es su ahora.
Lamentó que a veces consideramos que son "demasiado jóvenes para involucrarse en soñar y trabajar el mañana".
"Ustedes, queridos jóvenes, no son el futuro sino el ahora de Dios".
Recordó que en el último Sínodo celebrado en octubre en Vaticano sobre los jóvenes se concluyó que todos "tenemos que esforzarnos en propiciar canales y espacios en los que involucrarse en soñar y trabajar el mañana ya desde hoy. Pero no aisladamente, sino juntos, creando un espacio en común".
"Un espacio que no se regala ni ganamos en la lotería, sino un espacio por el que también ustedes deben pelear", señaló.
"La vida es hoy, tienen que pelear hoy, tu jugarte es hoy, tu espacio es hoy", improvisó Francisco.
Les dijo que Dios los llama "en sus comunidades y ciudades a ir en búsqueda de sus abuelos, de sus mayores; a ponerse de pie y junto a ellos tomar la palabra y poner en acto el sueño con el que el Señor los soñó".
Los llamó a "enamorarse" de todo porque será lo que "los haga levantarse por la mañana y los impulse en las horas de cansancio, lo que les rompa el corazón y lo que les haga llenarse de asombro, alegría y gratitud".
El amor, dijo Francisco, hace nacer "la esperanza y la caridad, la solidaridad y la fraternidad frente a tanta mirada paralizada y paralizante por los miedos y la exclusión, la especulación y la manipulación".
"Hermanos, el Señor y su misión no son un 'mientras tanto' en nuestra vida, algo pasajero, ¡son nuestra vida!", los animó Francisco concluyendo la JMJ de Panamá a la que se inscribieron cerca de 200 mil, 95 mil de ellos llegados de cerca 150 países.
Para la misa de hoy además del presidente panameño, Juan Carlos Varela, también asistieron el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, su esposa y primera dama, Claudia Dobles; los mandatarios de Colombia, Iván Duque; Guatemala, Jimmy Morales; el Salvador, Salvador Sánchez; de Honduras, Juan Orlando Hernández y dePortugal, Marcelo Rebelo de Sousa.
nma