El cardenal Beniamino Stella, enviado del papa Francisco, afirmó hoy en La Habana que Su Santidad “desea mucho” que Cuba libere a los condenados por las protestas antigubernamentales del 11 y 12 de julio de 2021 en más de 30 localidades de la isla.
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“El papa desea mucho que haya una respuesta positiva (del gobierno). Es importante que los jóvenes que en un momento manifiesten su pensamiento de la forma que conocemos, puedan volver a sus casas”, afirmó el cardenal.
El enviado del Vaticano se pronunció en esos términos a la prensa poco después de dictar una conferencia en el Aula Magna de la Universidad de La Habana por el aniversario 25 del viaje a la isla del papa Juan Pablo II, a la que asistió el presidente Miguel Díaz-Canel.
Stella se encuentra en la isla desde finales de enero pasado con motivo de la efeméride y durante un encuentro previo al de este miércoles con artistas cubanos en el Centro Cultural Padre Félix Varela insistió en la necesidad del diálogo entre cubanos.
“En Cuba se puede alcanzar mucho con el aporte de todos, y con la capacidad que tienen los jóvenes, que en las crisis actuales, buscan nuevos horizontes para sus metas personales y familiares”, dijo.
Hasta el momento se desconoce si el cardenal habló del tema de los presos con el presidente Díaz-Canel. Los medios oficiales no han confirmado encuentro alguno entre ambos.
Según organizaciones no oficiales, hasta el momento se han dictado 700 sentencias contra manifestantes del 11 y 12 de julio de 2021. Las penas más altas sobrepasan los 20 años de cárcel por delitos de sedición.
Esos dos días se registraron enfrentamientos callejeros en más de 30 localidades cubanas entre partidarios y contrarios al gobierno, así como asaltos a comercios y unidades móviles de la policía, con el saldo de un muerto y cerca de mil detenidos.
La Fiscalía General de la República ha alegado que los sancionados son aquellos que “cometieron delitos” durante las manifestaciones, en tanto el gobierno insiste en que lo ocurrido ese verano formaba parte de “un plan de desestabilización orquestado desde Estados Unidos”.
El 23 de enero de 1998, siete años después de la desaparición de la Unión Soviética, principal aliado de La Habana, Juan Pablo II comenzó la primera visita a Cuba de un Sumo Pontífice, acontecimiento que marcó el reencuentro de la Iglesia católica con el Estado cubano, tras décadas de confrontación.
Después de Juan Pablo II, el papa Benedicto XVI visitó Cuba entre el 22 y 26 de marzo de 2012, y luego Francisco, entre el 19 y 20 de septiembre de 2015.