El Papa Francisco ha decidido eliminar el alquiler gratuito para los cardenales y los arriendos subvencionados para otros altos funcionarios del Vaticano. Alega que ellos también tienen que contribuir al ahorro de costos.
Las nuevas normas fueron resumidas en una nota escrita por Maximino Caballero Ledo, un laico español que dirige el Ministerio de Finanzas del Vaticano.
La nota es fruto de una reunión que mantuvo con el Papa el mes pasado y fue colocada en el patio central del Vaticano sin hacer ruido. Un alto funcionario vaticano confirmó su contenido a Reuters el martes.
Hasta ahora, los cardenales que vivían en departamentos propiedad del Vaticano, dentro de la ciudad-estado o en sus alrededores en Roma, no pagaban alquiler, sino que abonaban los servicios públicos y los gastos relacionados con el personal.
Algunos de los cardenales están jubilados y reciben pensiones. Los obispos y otros directivos del Vaticano pagan actualmente alquileres subvencionados.
Las nuevas normas se aplican a los altos cargos del clero y los laicos, como los presidentes y los funcionarios de segundo y tercer rango de los departamentos vaticanos.
En la nota no se indica que los empleados de niveles inferiores del Vaticano, la mayoría de los cuales son laicos, vean recortados sus beneficios.
Algunos de ellos pagan alquileres inferiores a los del mercado en departamentos propiedad del Vaticano en Roma.
La nota de Caballero Ledo, conocida como "rescriptum", dice que el Papa decidió que los funcionarios tienen que "hacer un sacrificio extraordinario" con el fin de aumentar los flujos de ingresos y velar por que la mayor cantidad de dinero posible se destine a la misión de la Iglesia.
Según indica, Francisco derogó todos los subsidios anteriores e indicó que los departamentos propiedad del Vaticano deben ser alquilados a los altos funcionarios a las mismas tarifas que se aplican a los inquilinos sin conexión con el Vaticano.
No está claro cómo se calcularían los nuevos alquileres, en particular para los departamentos dentro de los muros del Vaticano, donde los edificios tienen siglos de antigüedad y algunos están decorados con frescos.
Todas las excepciones a las nuevas normas deberán ser aprobadas en persona por el pontífice, según la nota.
Dos altos prelados del Vaticano, que hablaron con Reuters bajo condición de anonimato, dijeron que estaban desconcertados por las nuevas reglas, sobre todo porque muchos obispos y sacerdotes que trabajan en el Vaticano reciben salarios más bajos que algunos de sus homólogos en otros países.
Hace dos años, Francisco ordenó a los cardenales un recorte salarial del 10 por ciento y redujo los sueldos de otros clérigos que trabajan en el Vaticano para salvar los puestos de trabajo de los empleados cuando la pandemia del coronavirus afectó a los ingresos de la Santa Sede.
Aquella disposición también iba dirigida a los altos cargos y no afectó a la mayoría de los empleados vaticanos.
MO