El parlamento de Japón eligió hoy a Fumio Kishida como nuevo primer ministro, quien deberá anunciar su gabinete con figuras del gobierno saliente y caras nuevas, al tiempo que tendrá la gran tarea de combatir la pandemia del coronavirus y enfrentar varios desafíos de seguridad antes de unas elecciones nacionales.
Kishida sustituyó a Yoshihide Suga, que había renunciado con su gobierno el mismo día. Estaba previsto que Kishida y su gabinete asumieran sus cargos en una ceremonia el lunes en palacio.
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Suga abandonó el cargo después de un año, tras ver cómo su popularidad se desplomaba por su gestión de la pandemia del covid-19 y la insistencia de su gobierno en celebrar los Juegos Olímpicos mientras se propagaba el virus.
Kishida, un ex ministro de Exteriores de 64 años, tenía reputación de moderado, pero parece haberse vuelto más agresivo para ganarse el apoyo de los influyentes conservadores del partido. Está muy integrado en la cúpula conservadora y su victoria en las primarias del partido fue una apuesta por la continuidad y la estabilidad frente al cambio.
De los 20 miembros del gabinete de Suga, todos salvo dos serán sustituidos, 13 con sus primeros cargos ministeriales, según medios japoneses.
La mayoría de los cargos fueron a poderosas facciones que votaron por Kishida en las primarias. Según medios habría apenas tres mujeres, frente a las dos que incluía el gobierno de Suga.
Kishida, descendiente de una familia política de Hiroshima, venció la semana pasada al popular jefe de la campaña de vacunación, Taro Kono, para convertirse en líder del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD).
El ministro de Exteriores, Toshimitsu Motegi, y el ministro de Defensa, Nobuo Kishi, permanecerían en el cargo para garantizar la continuidad en las estrategias diplomáticas y de seguridad, mientras el país trabaja de cerca con Washington dentro de un acuerdo bilateral de seguridad frente al auge de China y las crecientes tensiones en la región, por ejemplo en torno a Taiwán.
Kishida es partidario de fortalecer los lazos de seguridad con Estados Unidos y colaborar con otras democracias similares en Asia, Europa y Gran Bretaña, en parte para contrarrestar a China y Corea del Norte, que tiene armas nucleares.