Las calles de Londres no fueron suficientes para todos los dolientes de la reina Isabel II. Las autoridades del Reino Unido lo sabían y por eso convirtieron los enormes parques reales en extensiones de la Abadía de Westminster, donde se realizó el funeral de Estado de la monarca.
A Hyde Park, por ejemplo, llegaron miles y miles de fieles a la monarca británica, muchos vestidos de negro, nunca mejor acorde a una ceremonia fúnebre.
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Muchos también llevaron flores, pues desde la muerte de Elizabeth Alexandra Mary, el pasado 8 de septiembre, algunos parques reales se convirtieron en auténticos altares para dejar ofrendas y tributos para honrar a quien fue la máxima integrante de la realeza británica por 70 años.
Para el funeral, aunque fuera a distancia, muchos dolientes decidieron vestir como durante muchos años le sirvieron a la reina Isabel II: uniformados y con las insignias que los avalan.
Los miles que llegaron a Hyde Park, el más grande en superficie de los Parques Reales, siguieron con atención, pero, sobre todo, con respeto desde las 11 de la mañana, tiempo de Londres, 5 de la mañana de Ciudad de México, la casi una hora que duró la ceremonia del funeral.
Cinco minutos antes del mediodía británico se guardaron solemnemente los dos minutos de silencio que pidió la Familia Real para esta ceremonia, algunos incluso callaron a quienes seguían hablando para entonces.
Tras este silencio que dijo tanto, ahora se soltó una carretada de aplausos para la memoria de Su Majestad de todos los asistentes, en su mayoría británicos pero que no superaban por mucho a otras personas de otras nacionalidades.
Entonces concluyó la ceremonia por el funeral, muchos se fueron y aún así Hyde Park lucía repleto, y es que siguió la transmisión de la procesión hasta el Palacio de Windsor.
LCR