En las últimas semanas se han disparado un 60 por ciento las llamadas al 212-684-3264, el teléfono de la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales de Nueva York, donde una legión de psicólogos y voluntarios atienden a diario a miles de neoyorquinos en busca de ayuda para lidiar con el estrés y la ansiedad.
Los miedos y preguntas son casi siempre los mismos: no quiero salir de casa, pero no aguanto estar encerrado; no puedo ir a trabajar, pero no sé cómo pagar el alquiler; creo que ya tengo el coronavirus, pero no me atrevo a ir al hospital; ¿es real todo lo que está pasando?; ¿son tantos los cadáveres?...
- Te recomendamos Italia registra más de 19 mil muertes por covid-19 tras sumar 619 en 24 horas Internacional
Un pequeño islote en el Estrecho de Long Island, frente a la playa de Orchard Beach en el Bronx, ha vuelto a situarse en los mapas porque es el sitio elegido para enterrar en fosas comunes a las víctimas del covid-19 que llevan dos semanas sin ser reclamadas por sus familias. "Antes se enterraban 25 cadáveres por semana, ahora son 25 por día", reveló esta semana el portavoz del Ayuntamiento, Freddi Goldstein. Un tenebroso lugar que Nueva York conoce bien porque lleva 150 años siendo el destino final de los sin nombre, o de aquellos cuyas familias no pueden pagar un entierro.
Una imagen satelital muestra Orchard Beach, City Island y Hart Island de Nueva York, mientras que funcionarios de la ciudad de Nueva York han contratado trabajadores contratados para enterrar a los muertos en el campo de alfareros de Hart Island, en medio de la enfermedad por coronavirus (Reuters).
"Las imágenes de los neoyorquinos siendo enterrados en Hart Island son devastadoras, pero queremos que todo el mundo sepa lo que está pasando", lamentó el alcalde Bill de Blasio desde el centro Billie Jean King, donde se disputa cada año el Abierto de Tenis de Estados Unidos, convertido ahora en un hospital de campaña con 470 camas para trasladar a pacientes de los dos hospitales públicos de Queens, saturados como los otros que hay repartidos por la ciudad.
El que más impacta es el instalado en una de las praderas de Central Park, frente a un desbordado Mount Sinai, que duele aún más porque es uno de los mejores hospitales del mundo y no tiene capacidad para albergar a tantos enfermos. Casi una decena de hospitales improvisados en diferentes puntos de la geografía neoyorquina, como la imponente catedral neogótica de San Juan el Divino o el moderno edificio de cristal que alberga el centro de convenciones Javits, junto al río Hudson, sólo 15 calles al sur del muelle 90, donde está atracado el buque hospital USNS Comfort.
Un hospital de campaña, equipado con una unidad respiratoria en el Central Park de Nueva York frente al Hospital Mount Sinai (AP).
Cuando se cumple un mes desde que la OMS declaró el coronavirus una pandemia, Estados Unidos se ha convertido ya en el país con mayor número de muertos del mundo, más de 19 mil 600, el primero en contabilizar más de 2 mil decesos en un solo día y en superar el medio millón de contagios.
El estado de Nueva York concentra más de 160 mil positivos y este fin de semana alcanzó los 7 mil fallecidos, la inmensa mayoría en la Gran Manzana, una ciudad que se ha convertido, otra vez más, en la Zona Cero de una tragedia que esta vez, a diferencia del 11 de septiembre de 2001, no es nacional sino planetaria.
Desde que se anunció el primer caso el 1 de marzo, la ciudad está a punto de duplicar los fallecidos que sufrió hace casi dos décadas tras el zarpazo terrorista del 11-S. Ahora las autoridades hacen malabarismos para, por un lado, concientizar a la población sobre la gravedad de la situación. "Todos conocemos a alguien que está sufriendo por esto y cada vez somos más los que sabemos de alguien que ha muerto", según De Blasio. Y por otro, enviar algo de esperanza a los ciudadanos. "Somos cautelosamente optimistas", dice el gobernador Andrew Cuomo, quien reconoció ayer que "todos queremos volver a la normalidad", pero lo peor ahora sería dar un paso en falso "guiados por emociones ".
Nueva York esconde en sus cinco condados un mundo de pequeñas ciudades que afrontan cada una a su manera los estragos del coronavirus. No es lo mismo quedarse en casa en los apartamentos del Upper East Side, donde el tráfico de peatones se ha diezmado al mismo ritmo que se han multiplicado los pedidos de comida a domicilio, que tener que pasar la cuarentena confinados en las colmenas de Southridge, en Jackson Heights.
ledz/S*ehh