Dos migrantes sobrevivientes del incendio en Ciudad Juárez, Chihuahua, intentan rehacer su vida en Estados Unidos, aún con los estragos que dejó el fuego de aquel 27 de marzo de 2023 en sus cuerpos.
Todos ellos llevan huellas en su cuerpo que les recuerdan todos los días lo que sobrevivieron: un incendio que mató a 40 personas e hirió a más de 20. Ambos estuvieron en coma desde aquella noche hasta mediados de abril, cuando se despertaron para conocer las heridas que tenía.
“Según el reporte médico sufrí dos quemaduras en el pulmón, quemaduras en la garganta, que se van a quedar toda la vida ahí. Yo no podía comer, no podía tragar, no podía respirar, estuve intubado 20 días”, contó a Milenio Rubelsy, originario de Guatemala.
El joven inhaló tanto humo que recibió daños en su garganta, en ambos pulmones y en el estómago, por lo que aún tiene molestias cuando come: “las heridas, por lo menos en la garganta, hasta la fecha todavía siento molestia, todavía me afecta bastante en cuestiones a la hora de comer. No puedo comer comida muy seca, porque a veces siento que la comida se queda en la garganta, tengo que tomar líquidos. Desde que estaba en el hospital, cuando reaccioné, todavía sentía problemas estomacales.”
Recuerda que en México, ni el Instituto Nacional de Migración (INM) ni la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) le garantizaron atención médica por los problemas gástricos.
“Ellos después de que salí del hospital prácticamente solo (se hicieron cargo) de las citas que nos dieron los del hospital. De hecho con los problemas estomacales que tenía en el hospital nunca me quisieron atender porque supuestamente no era competencia de él, solo atendían enfermedades respiratorias, nunca me refirieron”, recuerda.
Hoy, al fin, está en Tennessee, en Estados Unidos, con su esposa y sus dos hijos, pero de forma legal, y con un empleo: “yo todavía quería continuar con mi viaje, yo prácticamente solo me recupero y continúo con mi viaje. Después decidimos con mi esposa venirnos todos cuando se nos dio la posibilidad de venirnos en conjunto, como familia.”
El venezolano Estefan Arango, por otro lado, perdió la mitad de su masa muscular tras estar en coma casi un mes. Además, aún no logra recuperarse de las afectaciones a sus vías respiratorias.
“Perdí el 50 por ciento de masa muscular. Me dicen los doctores que voy a quedar con una, para toda mi vida con una inflamación pulmonar muy delicada y con obstrucción en los alvéolos y problemas en las amígdalas, para poder hablar. Me hizo una depresión muy fuerte en mi vida.”
Ya en Estados Unidos, trabajando, tiene que enfrentar solo su padecimiento, pues no ha podido recibir seguimiento médico y ahora depende de dosis de desinflamatorios para evitar el dolor y afectaciones por los daños a sus pulmones.
“Justamente ahorita no he podido recibir atención médica. Estoy aquí en los Estados Unidos y no he podido recibir atención médica porque la verdad hemos estado batallando para poder conseguir un trabajo, apenas nos llegaron los permisos laborales esta semana”
Hoy, el joven recuerda cómo la CEAV se desentendió de las víctimas del incendio, cómo lo han denunciado organizaciones: “lo que menos hizo fue eso, lo que menos hizo fue ayudarnos la CEAV, lo que menos hizo fue estar atenta a nosotros.”