Rusia anunció que procedió a retirar más tropas de la frontera con Ucrania, mientras que Estados Unidos insiste en que Moscú continúa reforzando sus contingentes de cara a una posible invasión de la antigua república soviética.
Desde el martes, las autoridades rusas han anunciado el repliegue por parte de sus militares y equipos en la frontera entre Rusia y Ucrania, y también en Crimea, una península ucraniana anexionada por Moscú.
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Hoy, el ministerio de Defensa ruso afirmó que se estaban retirando más unidades de Crimea y divulgó unas imágenes de un tren militar cargado de camiones llegando a Rusia continental a través del puente que cruza el estrecho de Kerch.
También, emprendieron su retirada blindados y tanques, indicó el ministerio, sin precisar ni de dónde partieron ni adónde se dirigían. Según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, este proceso de retirada llevará tiempo.
Ya el martes, el presidente ruso, Vladimir Putin, había mencionado una retirada parcial, pero sin detallar ni la envergadura ni el calendario de la misma.
OTAN acusa engaños por parte de Rusia
Los occidentales dudan de las intenciones de Rusia y siguen sospechando que pretende atacar a Ucrania, asegurando que no han constatado ninguna prueba de desescalada.
Una fuente anónima de la Casa Blanca llegó incluso a acusar a Moscú de haber incrementado sus tropas en la frontera ucraniana con hasta 7 mil soldados.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) “se toma muy en serio” las amenazas que pesan sobre Ucrania, con el refuerzo de las tropas rusas en sus fronteras, afirmó en Bruselas el ministro británico de Defensa, Ben Wallace.
“Hemos visto un aumento de tropas en las últimas 48 horas, incluyendo la construcción de un puente desde Bielorrusia hacia Ucrania, o cerca de Ucrania”, señaló el británico en la sede la Alianza, donde se reunieron los ministros de Defensa de los países de la OTAN.
Los aliados de la OTAN acusaron a Rusia de engañar al mundo y de difundir desinformación, al decir que algunas de sus tropas estaban regresando a sus bases.
El ministro británico de Fuerzas Armadas, James Heappey, llegó a calificar las declaraciones de Rusia acerca de sus tropas de desinformación.
Aunque Occidente advirtió que la amenaza de invasión sigue siendo alta, el ataque no se materializó el miércoles, como algunos sospechaban.
Moscú dijo varias veces esta semana que algunas de sus fuerzas se estaban retirando a las bases, pero no ofreció apenas detalles que permitiesen una evaluación independiente y los líderes occidentales sembrado de inmediato dudas sobre esas afirmaciones. El jueves, los aliados de la OTAN volvieron a desmentir las afirmaciones rusas y advirtieron que estaban preparados para responder a cualquier agresión.
“Las consecuencias de esta masiva acumulación — casi el 60 por ciento de las fuerzas de combate terrestres de Rusia en la frontera de una nación soberana — tendrán el efecto contrario. Nos lo tomamos muy en serio y vamos a enfrentar la amenaza que se está planteando”, apuntó Wallace.
La alianza ha desplazado ya soldados y equipos militares a Europa del Este en una muestra de determinación que busca disuadir cualquier agresión rusa y subraya su intención de defender a sus miembros en la región en el improbable caso de que se conviertan en objetivos.
Esta semana, Estados Unidos cerró su embajada en Kiev, pese a los llamados de las autoridades ucranianas a no sembrar el pánico.
Además, la nación americana empezó a desplegar 5 mil soldados en Polonia y Rumanía, y 8mil 500 más están a la espera. Gran Bretaña envió cientos de soldados a Polonia y ofreció más buques y aviones de guerra, además de doblar su destacamento en Estonia. Alemania, Holanda y Noruega mandaron más efectivos a Lituania, mientras que Dinamarca y España movilizaron aviones para el control de la región del mar Báltico.
¡Mentira!
Por su parte, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, indicó que no había visto ningún indicio de que las tropas en la frontera hubieran disminuido y que únicamente se observaron pequeñas rotaciones.
Bielorrusia, en tanto, afirmó que “ni un solo soldado” ruso permanecerá en su territorio en cuanto terminen las maniobras de los ejércitos ruso y bielorruso, el próximo 20 de febrero.
El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, aseguró sin embargo que su país estaría dispuesto a recibir armas nucleares en caso de sentirse amenazado por los países occidentales.
Rusia siempre ha negado querer agredir a Ucrania y su ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, comentó las denuncias de sus rivales geopolíticos al recibir a su homólogo italiano, Luigi di Maio. Según Lavrov, la crisis existe únicamente “en el espíritu, en la cabeza” de los dirigentes y los medios occidentales.
Las acusaciones de Washington molestan a más de uno en Ucrania. En el pueblo de Dobrianka, en la frontera con Bielorrusia, algunos ven en ellas una manipulación.
“Nos dicen que Rusia ataca a Ucrania. ¡Eso es mentira! Es una provocación”, sostuvo Nadezha Bronfilova, una jubilada.
“Los ucranianos podrían empezar algo, y eso sería por culpa de los estadunidenses y de los británicos, que trajeron todas esas armas aquí”, consideró Lidia Silina, de 87 años, desde su cabaña de madera.
Las entregas de armas occidentales a Kiev han aumentado a raíz de los temores a una invasión, lo que ha enfadado a los rusos, que apuntan que Ucrania podría estar preparando una ofensiva contra los separatistas armados del este del país, a quienes apoya el Kremlin.
Las tensiones se dispararon en el conflictivo este del país, conocido como Donbas, donde los separatistas combaten a las tropas de Kiev desde 2014.
Las autoridades separatistas de la región de Luhansk denunciaron un aumento de los bombardeos ucranianos a lo largo de la tensa línea de contacto, una acción que calificaron de “provocación a gran escala”. El funcionario separatista Rodion Miroshnik dijo que devolvieron el fuego.
Ucrania negó la denuncia y apuntó que los separatistas bombardearon a sus fuerzas, pero que éstas no respondieron. Se espera que una misión de observación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa ofrezca su valoración de la situación más tarde en el día.
Muchos en Occidente temen que las tensiones en el este puedan servir de pretexto a Rusia para cruzar la frontera, aunque no había indicios de que los últimos choques fuesen más graves que los que ocurren normalmente. Moscú, por su parte, mostró su preocupación porque las fuerzas ucranianas, animadas por Occidente, puedan lanzar un ataque para recuperar el control de las zonas rebeldes, algo que Kiev desmiente.
Esbozo de diálogo
Sin embargo, a principios de semana, el Kremlin y la Casa Blanca se declararon dispuestos a dialogar sobre la estructura de la seguridad en Europa, que Rusia reclama reformar totalmente, alegando que la expansión de la OTAN hacia sus fronteras constituye una amenaza.
Zelenskyy señaló que algunos miembros de la OTAN no están a favor de su ingreso. “No todos los miembros de la alianza quieren a Ucrania en la OTAN”, afirmó sin dar nombres.
“No depende del pueblo ucraniano decidir cuándo estaremos allí, porque no sólo depende de nosotros, 30 países deben llegar a un consenso sobre esa decisión”, dijo.
El gobierno ruso asegura que quiere negociar, pese a que lamenta que los occidentales hayan rechazado sus principales exigencias, como que la OTAN ponga fin a su política de expansión, prohibiendo una eventual adhesión de Ucrania; que se comprometa a no desplegar armas ofensivas cerca del territorio ruso y que retire sus infraestructuras en Europa del este.
En cambio, los países occidentales propusieron negociar temas como el control de armamentos, las visitas de instalaciones sensibles o conversar sobre los temores que pueda tener Moscú en materia de seguridad.
Lavrov dijo que hoy responderá, por escrito, a esas propuestas. Putin se mostró dispuesto a hablar, pero subrayó que sus reclamos también debían estar sobre la mesa
Maxar Technologies, una empresa comercial de imágenes satelitales que ha estado monitoreando los movimientos de los soldados rusos, reportó un aumento continuado de la actividad militar cerca de Ucrania, incluyendo la confirmación de un nuevo puente y hospital de campaña en Bielorrusia. También, reportó que algunas fuerzas abandonaron un campo aéreo en el país, un aliado del Kremlin, pero no estuvo claro cuál fue su destino.
LP