Negar sobrevivió a varios terremotos en Afganistán, y el temor a nuevas réplicas fue tan abrumador que sólo pudo dormir una noche en su pueblo antes de refugiarse en la ciudad de Herat.
Esta mujer de 50 años es una de los miles de personas que huyeron de sus hogares tras una serie de terremotos de magnitud entre 4.2 y 6.3 que sacudieron recientemente el oeste de Afganistán y causaron al menos mil muertos.
Negar, que al igual que muchos afganos tiene sólo un nombre, fue conducida junto a su familia a su pueblo de Nayeb Rafi, en la provincia de Herat, que quedó medio destruido.
"Cuando llegamos nos desmayamos y nos llevaron de vuelta a la ciudad inconscientes", cuenta a la AFP en un campamento humanitario improvisado instalado en la capital provincial, Herat.
"Oíamos los artefactos que sacaban los cadáveres de la tierra. Los vimos y eso aumentó nuestro pánico", detalla.
La serie de terremotos comenzó el 7 de octubre con un temblor de 6.3 y al menos ocho réplicas potentes que devastaron las aldeas rurales al noroeste de Herat.
El gobierno talibán declaró que más de mil personas habían muerto, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó luego que el número de fallecidos ascendía a casi mil 400.
Otro superviviente, Ghulam Sakhi, pasó los últimos 12 días en una pequeña tienda de campaña en una plaza en el centro de Herat, considerándolo más seguro que las zonas rurales.
"Debemos permanecer aquí hasta que la amenaza de réplicas pase. Tenemos miedo. Nuestra casa ya no es un lugar para vivir, está agrietada por todas partes", explica a la AFP este hombre de 42 años.
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Aterrorizados y traumatizados
Yahya Kalilah, responsable del programa de Médicos sin Fronteras en Afganistán, dijo esta semana a la AFP que muchos sobrevivientes estaban "aterrorizados y traumatizados".
"Las personas no se sienten seguras y no dormirán en sus casas", indicó.
Proporcionar un gran número de refugios representa un desafío para los talibanes afganos, que tomaron el poder en agosto de 2021 y mantienen relaciones tensas con las organizaciones humanitarias internacionales.
Afganistán ya se enfrenta a una grave crisis humanitaria a medida que se acerca el invierno, con la retirada generalizada de la ayuda internacional tras el retorno al poder de los talibanes.
"Un entorno pobre y superpoblado con un acceso limitado al agua y a productos esenciales para el invierno -como mantas y ropa de abrigo- probablemente aumentará el impacto y la gravedad de las enfermedades infecciosas", señala la OMS.
Aziz, un pastor desplazado, también regresó a Herat después de una sola noche en las ruinas en Nayeb Rafi.
"Los que estuvieron bajo los escombros y los que no están aterrorizados. Hay más de cien niños que perdieron a su madre o a su padre. ¿Cómo pueden volver a vivir allí?", se pregunta.
MO