Más de diez millones de personas fueron sometidas el lunes en Tailandia a nuevas restricciones contra el covid-19 y a un toque de queda en Bangkok, la capital, para luchar contra una nueva ola de contagios agravada por las variantes Alfa y Delta.
Tailandia registró hasta ahora más de 345 mil casos y 2 mil 791 muertes, la mayoría en la última ola que comenzó en abril, que se detectó primero en clubes frecuentados por la élite tailandesa en un lujoso distrito nocturno de Bangkok.
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La nueva ola se ha visto exacerbada por la lentitud en el despliegue de la vacuna y la limitada capacidad de hacer test.
Además de la capital, otras nueve provincias registraron un aumento constante de infecciones.
El lunes a primer hora entró en vigor en Bangkok un toque de queda de 21:00 horas a 04:00 horas, controlado por policías que llevaban mascarillas y protecciones faciales y verificaban los vehículos que circulaban por el centro de la capital.
Los residentes tienen prohibido reunirse en grupos de más de cinco personas y el transporte público cierra a partir de las 21:00 horas.
Los supermercados, restaurantes, bancos, farmacias y tiendas de electrónica de los centros comerciales podrán permanecer abiertos, pero otros comercios han cerrado.
El gobierno del primer ministro Prayut Chan-O-Cha ha sido muy criticado por su gestión de la pandemia y los tailandeses están descontentos con las nuevas medidas.
"El gobierno ha decidido imponer un confinamiento pero no tiene ninguna medida compensatoria para la gente", dijo Arphawan Larangam, propietario de un restaurante.
El virus ha golpeado las comunidades pobres, especialmente a las que viven en los barrios marginales de Bangkok, donde no es posible el distanciamiento social.
KACY