Entre víctimas de tiroteo en El Paso, familia separada por política de Trump

“Trump hizo esto porque ha dicho que los hispanos somos criminales”, dijo Daysi, quien llevaba dos días trabajando en el Walmart de Cielo Vista.

La joven llevaba dos días trabajando en el Walmart. (Jorge Carballo)
Melissa Del Pozo
El Paso, Texas /

Daisy Arvizu sólo se tiró al piso dentro del Walmart de Cielo Vista en El Paso, Texas, cuando escuchó los balazos, que sonaban “como cohetes. También escuchaba a la gente gritar, caminando agachados, como si hubiese caído una bomba”.

​Daisy, de 23 años, es hija de Margarita Morales y Armando Arvizu, una pareja de mexicanos que cruzó la frontera hace 20 años con la esperanza de dar a sus tres hijos un futuro distinto, especialmente a Daisy, la hija mayor de ambos, quien apenas daba sus primeros pasos cuando empezaron a echar raíces en El Paso.

Recién llegó Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el ambiente se tornó complejo. Hace dos años, Armando fue detenido en una redada que hizo el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en el deshuesadero en el que trabajaba. Pese a emplearse de manera legal, Armando fue obligado a firmar su deportación bajo amenaza de los agentes, quienes le advirtieron ir por el resto de su familia si él no regresaba a Ciudad Juárez, Chihuahua.

Desde entonces, Daisy y su madre tenían contacto con Armando sólo en los eventos de Hugs Not Walls, que organiza Border Network for Human Rights y donde las familias separadas se pueden abrazar por unos minutos en el Río Bravo.

En septiembre, MILENIO documentó una reunión de esta familia en Hugs Not Walls. Daisy y su padre se abrazaron, contaron lo felices que se sentían de poder hacer esto aunque fuese una vez al año. Ahí, Armando le pidió a Daisy que se cuidara.

Margarita dijo en septiembre que la construcción de un muro amenazaría las oportunidades de reunirse con su esposo a través de eventos como Hugs Not Walls y contó lo complicado que se estaba tornando para los hispanos el acceso a servicios.

El sábado pasado, Daisy llegó puntual a su trabajo, a las 10 de la mañana, en su segundo día como promotora de computadoras en Walmart de Cielo Vista, un complejo de tiendas que se ubica a 10 minutos de la frontera con México.

Daisy cuenta que, pasados 20 minutos, se escucharon detonaciones, los gritos de la gente y ella solo comenzó a marcarle a su madre.

Le hablé a mi mamá antes de que pasara (el tiroteo) y le dije ‘vengan, estoy aquí en Walmart, para que me visite’, así que cuando escuché los balazos solo pensé en que ella podría estar ahí agarrada o que le estaba pasando algo”, relata Daisy.
“Se escuchó cómo los empleados de Walmart comenzaron a decir ‘salgan, salgan’, y se hizo silencio; después, el shooter (tirador) comenzó a sonar otra vez, volvió a disparar y fue cuando me fui al suelo”, continuó.

Por fortuna, Margarita llegó al sitio sin saber de lo ocurrido. Policías y agentes que ya estaban cercando el lugar le impidieron el acceso.

“Fue terrible cuando me acerqué. El solo hecho de pensar que mi hija estaba dentro me nubló todo; necesitaba a mi esposo, quería salir corriendo con mi familia”, relata Margarita.
“Yo siento que (Donald) Trump hizo todo esto porque él ha estado hablando de nosotros diciendo que los hispanos somos unos criminales; creo que las palabras de él hicieron una diferencia y es por eso que el sujeto aquel vino acá para matarnos”, explica Daisy mientras toma fuerte la mano de su madre.

Fernando García, líder de Border Network, la organización que le ha dado cobijo a Margarita y a su familia, asegura que el ataque en El Paso es además un mensaje a la comunidad en general, que además de concentrarse en esta ciudad, ha sufrido otro embates, como la muerte de menores migrantes en refugios, la separación de familias y las deportaciones masivas de migrantes que buscan asilo.

“El terrorista no fue sólo el que apretó el gatillo, no nos queda duda de que Trump es responsable, sus manos están manchadas en sangre de nuestra comunidad aquí en El Paso”.

Señala que el gobierno de México es también cínico al no reconocer que el terrorista de estos actos “tiene nombre y vive en la Casa Blanca”.

Hoy, García y otras organizaciones realizarán una serie de protestas pacíficas en El Paso durante la visita del presidente estadunidense a la ciudad, “para hacerle ver a Trump que no es bienvenido”.

RLO

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