A un año del ataque de Hamás contra Israel, las huellas de la tragedia siguen frescas

En las principales calles de Israel, las familias claman porque sus seres queridos dejen de ser rehenes y vuelvan a casa.

A un año del ataque de Hamás a Israel, la paz aún no llega. | Diseño: Óscar Ávila.
Rafael Montes
Tel Aviv /

Roni Kaplan camina hasta una valla metálica gris de más de dos metros de altura, coronada por un grueso alambre de púas.

El vocero del ejército israelí se detiene, señala hacia la reja y dice con mucha solemnidad: “por este portón entraron, a eso de las 06:29 horas, del día 7 de octubre, hace ya casi un año, 90 terroristas con camionetas Toyota, con explosivos, con bazucas y todo tipo también de armamentos, muchos kaláshnikovs y muchas cajas de balas… algunos entraron también en motocicletas”.

Ese fue el preámbulo de un recorrido por el kibutz Nir Oz, donde los terroristas arrasaron a sangre y fuego las viviendas de la población, ubicado al sur de Israel y es el más próximo a la frontera con Gaza, a unos días de que se cumpla este lunes el primer aniversario del ataque más letal que la guerrilla de Hamás haya infringido contra la sociedad judía en Israel, que dejó mil 200 muertos y más de 200 secuestrados.

“En este kibutz ─continúa el mayor Kaplan─ de las 417 personas que vivían aquí antes del 7 de octubre, 117 fueron o asesinados o secuestrados, un 28 por ciento del kibutz, más de una de cada cuatro personas fue asesinada o secuestrada”, enumera el militar.

Ataque a Israel fue en cuatro sitios

Ese día, explica, los terroristas cruzaron de Gaza a Israel por 35 puntos, pero la masacre cometida se concentró en cuatro sitios específicos; la fiesta de Nova, un festival musical donde 364 jóvenes fueron ultrajados y asesinados y los kibutz, barrios agrícolas judíos, de Kfar Aza, de Be’eri y éste, el de Nir Oz.

Caso especial es el del kibutz Mefalsim, en donde los habitantes repelieron victoriosamente el ataque.

MILENIO participó en la visita a dos de esos kibutz: el de Nir Oz, y Mefalsim.

El mayor Kaplan avanza lentamente entre las casas destruidas de Nir Oz. Se detiene frente a cada una de ellas y expone un breve relato de quiénes vivieron ahí. En las fachadas se han colocado las fotografías de sus moradores. Algunos fueron asesinados allí mismo, otros fueron raptados.

La escena es desgarradora. Pareciera que un huracán destrozó todo. Pero no fue viento. Fueron ráfagas de fuego que quedaron incrustadas en las paredes. Fueron gritos violentos y clamores de terror. Todos los muebles fueron movidos de su lugar, volteados, arrojados a los jardines. En el piso, en las paredes, y hasta en las sábanas revueltas, permanece el color a sangre seca, entre rojo y ocre.

Kaplan recorre al menos una docena de casas. En una se detiene con más pesadumbre. “Aquí fue secuestrado un bebé de nueve meses”, reprocha.

“Kfir Vivas ha estado más tiempo en la Franja de Gaza que el tiempo que estuvo en este kibutz. Repito: Kfir Vivas es un bebé que estuvo más tiempo en la Franja de Gaza, secuestrado, que el tiempo que vivió en esta casa. Y uno se pregunta ¿quién secuestra a un bebé de nueve meses? Pero así como ustedes escuchan, una mamá con un bebé, son secuestrados por separado”, lamenta.

Y narra, con base en el número de disparos registrados en la pared, 8, 9, 10, 11, cómo aparentemente el padre de Kfir defendió el hogar desde dentro. Sin éxito.

La historia se cuenta distinta en Mefalsim. Allí, los hombres del pueblo lograron repeler el asalto. La clave, dirían, fue que tenían las armas en casa y actuaron con rapidez.

“No sabemos por qué acá se dio así y en otros lugares no, fuera de que teníamos las armas en casa y tuvimos tres, cuatro minutos más hasta que llegaron, porque sabemos que en Kfar Aza a las 6:30 ya estaban adentro y acá, les llevó unos minutos más”, platica Yarden Reskin, habitante de ese kibutz, donde primordialmente viven judíos latinos, provenientes de Sudamérica.
“Fue muy complicada la situación ─continúa─. Cuando estás en el ejército, siempre te enseñan a ir adelante, a atacar, vos sos el lado fuerte, el lado que hace la sorpresa… pero acá fue todo al revés, a la defensiva, te vienen a vos, no tienes idea de lo que está pasando” relata el joven.

"Tráelos a casa, ahora": claman israelíes 

Aquel ataque de Hamás sigue presente en la memoria colectiva de los israelíes.

Además de que dio inicio a una guerra que, lejos de acabar, se ha intensificado en los últimos días, ahora contra Líbano y próximamente contra Irán, las calles de Israel y sus principales ciudades como Tel Aviv  y Jerusalén claman, con mensajes por doquier, bajo la frase “Bring them home, now!” (tráelos a casa, ahora), que sean devueltos los 101 rehenes judíos que Hamás se llevó esa mañana: hombres, mujeres, niños, ancianos… bebés. Y que hoy cumplen un año fuera de casa.



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