La influencia de bandas criminales de México y el aumento de la producción de cocaína en Colombia tras los acuerdos de paz de 2016 han disparado los asesinatos en Costa Rica, que amenazan con alcanzar en 2023 su peor cifra en la historia, advirtió el ministro de Seguridad de la nación centroamericana, reconocida por décadas como un oasis de seguridad en la región.
Luego de cerrar el año pasado con el récord de 656 asesinatos, Costa Rica registra un homicidio cada 10 horas; tan solo en el primer semestre de 2023 la cifra ya sobrepasó en 42 por ciento a la de la primera mitad del año pasado, según datos oficiales.
“Tenemos una ‘mexicanización’ del crimen, el rasgo más evidente de la actualidad”, dijo Mario Zamora en entrevista con Reuters en relación a los enfrentamientos armados entre bandas y sicariato a plena luz del día, que aumentan la preocupación de los costarricenses y afectan la reputación del país que depende fuertemente del turismo.
El funcionario explicó que hace 10 años, cuando empezó la espiral de violencia, no se veían las prácticas criminales que se registran ahora con acciones de tortura y asesinatos a rivales y ejecuciones hechas por personas con entrenamiento meticuloso, métodos copiados de los poderosos cárteles mexicanos de la droga.
Fuego entre mafias
Dos tercios de los homicidios actuales se relacionan con la lucha entre mafias con nuevas formas de violencia que se disputan mercados, rutas y territorios en un “momento histórico”, como lo calificó Zamora, por la necesidad de erradicar esos métodos antes de que se consoliden.
Según el funcionario, las operaciones del Cártel de Sinaloa en Centroamérica han influido en grupos costarricenses que reciben la droga de bandas colombianas en parte de pago por los servicios logísticos en Costa Rica, donde colocan parte de sus productos y desde donde los envían hacia EU y Europa.
“No producimos droga, pero Costa Rica es hoy la mayor plataforma en el mundo desde la cual se exporta droga a terceros países”, aseguró Zamora, abogado designado hace dos meses por el presidente Rodrigo Chaves.
De acuerdo con reportes oficiales, en este año 10 toneladas de cocaína llegaron a las costas de Europa camufladas entre cargamentos de frutas que salieron del principal puerto costarricense, Moín, ubicado en el Caribe.
La semana pasada, el gobierno activó un dispositivo para tomar la seguridad de ese puerto con un centenar de policías y escanear el 100 por ciento de las mercancías.
Limón, la provincia del Caribe donde se ubica Moín, es la región más violenta del país, con una tasa de 33 homicidios por cada 100 mil habitantes, casi el triple de la media nacional.
"Hoy tenemos en Costa Rica una cabeza de playa de esa ‘mexicanización’, pero todavía no es un fenómeno extendido en todo el territorio, está esencialmente ubicado en bandas de la provincia de Limón y puntos focalizados", explicó Zamora.