La escasez y el desabastecimiento han vuelto a Venezuela por el coronavirus. En pocas horas se agotaron los cubrebocas, el alcohol en gel, el jabón y el papel higiénico en los supermercados y las farmacias, las colas interminables este fin de semana, tras la declaración de alarma nacional que decretó el régimen de Nicolás Maduro .
Yolimar Contreras, de 35 años, espera desde hace una hora para pagar su compra en el súper del Excelsior Gama, al este de Caracas, donde intenta guardar sin éxito un metro de distancia con la otra persona de la fila para evitar contagios. Lleva un pañuelo inscrito en su rostro como si fuera una burka.
“Es que se agotó los tapabocas y el alcohol. Los productos de primeros auxilios se esfumaron. En las farmacias subieron a precios exorbitantes y ya no hay. En el mercado negro los vi a 10 dólares cada uno, qué especulación. Pero es mejor un pañuelo a nada”, dice.
A pesar de registrar solo 10 personas oficialmente contagiadas con el Covid-19, según reportes del ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, la pandemia ha consternado a los venezolanos por ser uno de los países más vulnerables debido a la crónica crisis humanitaria compleja que vive desde hace unos seis años por la escasez de alimentos y medicinas.
El régimen ha decretado una cuarentena de 30 días en todo el país y ha suspendido los vuelos desde Europa y Colombia hacia Venezuela. Ha puesto a disposición unos 46 hospitales para atender a los infectados, pero en su mayoría no disponen de materiales para hacer los exámenes del Covid-19 y mucho menos capacidad de camas para aislar a los enfermos porque no hay agua, ni desinfectantes ni electricidad.
Las clases en todos los niveles fueron suspendidas. Los parques, playas, cines y teatros fueron cerrados. En el metro de Caracas es obligatorio andar con cubrebocas.
Solo trabajan los restaurantes de comida para llevar, mercados abiertos y supermercados.
Juan Pablo Martínez, un oficinista de 43 años, lamenta que hayan cerrado los bares, las playas y todos los sitios de entretenimiento. Lleva un pañuelo en la cara al estilo de los vaqueros del lejano oeste. Y no sabe cómo programar las actividades de sus dos hijos pequeños en su casa. “No sabemos cuándo se reanudarán las clases”, dice.
Mientras tanto, Juan Pablo entretiene a sus hijos con unas carpas de sábanas que montó en la sala de su casa para jugar al camping. Y para mañana ya está inventando otro juego para romper la monotonía del encierro. Ya Maduro anunció que transmitirá clases por televisión pública a distancia.
Los alcaldes o intendentes intentan dar instrucciones para evitar los contagios en los sitios públicos. Los mayores de 70 años deben permanecer en sus casas sin salir. Una sola persona del núcleo familiar es la que puede salir a hacer las compras y con la cara protegida.
La recomendación de lavarse las manos con mucho jabón cada dos horas se enfrenta al problema de la falta de agua en algunos lugares debido a los cortes de electricidad. También es escaso el combustible para transporte, a veces al racionamiento.
Los venezolanos importan todo lo que consumen a excepción de vegetales, hortalizas, algo de carne y pollo. Los centros de abastecimiento permanecerán abiertos pero los expendedores y cajeros deberán tener tapabocas y guantes de látex.
La vicepresidenta, Delcy Rodríguez, informó que el régimen chavista solicitó la Organización Mundial de la Salud (OMS) asistencia técnica para contener la propagación del coronavirus.
Adelantó que en los próximos días recibirán donaciones de kits de pruebas para detectar el virus. “Venezuela requiere poder acceder a sus recursos financieros, adquirir medicamentos y alimentos al mercado internacional con los recursos que contamos, pero están bloqueados”, manifestó.